Histórico Tim Duncan: récord de triunfos con un mismo equipo
El pívot suma 954 victorias con los Spurs, una más que John Stockton en su carrera en Utah. Junto a Leonard y Aldridge, doblega a los Knicks de Carmelo y Porzingis (13+14).
En Manhattan tienen que estar contentos. Competir, según la Real Academia Española, es cuando dos o más personas contienden entre sí, aspirando unas y otras con empeño a una misma cosa. Ese es el motivo de la sonrisa neoyorquina. Una palabra siempre asociada al mundo del deporte y que tan lejos había quedado del Madison en los últimos 12 meses. Llegaba San Antonio Spurs, con el big three de las 541 victorias (542 ya), y una pareja, la que forman LaMarcus Aldridge y Kawhi Leonard, que asegura el futuro próximo de la franquicia. ¿Para qué? Para no dejar nunca de competir, que es la motivación principal de todo deportista y de toda organización.
Hace un año, ningún aficionado de los Knicks hubiera pensado que se podría competir con la franquicia tejana de tú a tú. La victoria del curso pasado en el Madison, prórroga mediante y con 43 puntos de Galloway y Shved, fue una gran alegría en un año negro, pero un triunfo irreal, poco significativo: el equipo luchó aquel día y después perdió nueve consecutivos. No era un equipo competitivo. Lo de ayer fue diferente. Los Knicks perdieron (4-94) contra una de las mejores plantillas del mundo, pero lo hicieron cuchillo en mano. La ejecución falló al final, cuestión de experiencia (los Spurs son catedráticos). Sin embargo, el Madison vibró de principio a fin (sobre todo en el tercer cuarto) con un equipo que se dejó la piel y que, de no ser por el gran acierto visitante (55% para los 69 puntos de Aldridge, Leonard, Duncan y Parker), podría haber dado un buen susto a uno de los gigantes de la liga: motivo de alegría.
Liderados por un Kristaps Porzingis que, numéricamente, cuajó su mejor partido (13 puntos y 14 rebotes, primer doble-doble en la NBA y un gran mate sobre LaMarcus), los Knicks se quedaron en solo 35 puntos en la primera mitad (12 abajo), gracias a un segundo cuarto en el que la pesada maquinaria spur anotó 29 tantos y dejó al conjunto neoyorquino en 14 (en las últimas seis posesiones fallaron cuatro tiros y perdieron dos balones). Pero el equipo tiene arrestos y volvió del reino de los ‘tocados’ en un tercer cuarto (30 puntos) en el que Carmelo Anthony sumó 11 tantos (19, con 4-17, en total): querían guerra. Los tejanos respetaron la propuesta y tiraron de ejecución, buenas defensas (Duncan cierra muchas puertas) y experiencia para cerrar el partido en los últimos 12 minutos. Era lo normal, pero hubo pelea (tanta que Porzingis tuvo que abandonar la cancha a poco del final tras recibir un golpe de involuntario de su compañero Carmelo cuando ambos luchaban por un rebote ofensivo) y Manhattan lo agradeció.
Jerian Grant (12 puntos), rapidísimo y decidido en sus entradas a canasta (hay gente que pide a gritos su titularidad), fue el único jugador con la elástica local que acertó en más del 50% de sus intentos. Los Knicks como equipo acabaron el encuentro con un pobre 36% por el casi 50% de los Spurs. Kawhi (presente y futuro) logró 18 tantos, 14 capturas y cuatro tapones mientras que Tim Duncan (pasado y presente) sumaba 19, 10, 2 y seis pases de canasta. Ninguna palabra hace justicia a la grandeza del ‘21’, que ayer, para colmo, se convirtió en el jugador que acumula más victorias con una misma franquicia: 954, una más que John Stockton con Utah Jazz. Eterno, entre otras muchas cosas.