FENERBAHÇE 77 - REAL MADRID 66
Obradovic atrapa al Madrid en su tela de araña defensiva
El Fenerbahçe anuló el perímetro blanco y golpeó con la fuerza de Udoh y el talento de Datome. Reyes fue el mejor de un equipo que falló 22 triples.
El Fenerbahçe tenía grabado a fuego este partido tras el zarandeo de la Final Four. Y más grabado por venir de dos derrotas seguidas: en Estrasburgo por 21 puntos y en su propia Liga. Se vació para anular al Madrid y lo consiguió. Los exteriores blancos quedaron pegaditos e inmóviles en la maraña defensiva turca. La brega de Felipe Reyes por cada balón suelto y la presencia de Ayón no bastaron. Thompkins pudo meter cuatro triples, pero se le salieron los cuatro. Y sin puntos, la balanza se desequilibra con el americano en cancha. Tampoco Nocioni anduvo fino.
En el baloncesto hay muchas ocurrencias, pero casi todas ya vistas. Obradovic planteó una defensa de cambios continuos en el perímetro después de bloqueo, un poco al estilo de la que Laso había ordenado ante el Khimki. Ambas decisiones compartieron una consecuencia: imposible cerrar el rebote defensivo. Imposible para el Madrid en Moscú e imposible esta vez para el Fenerbahçe.
Al descanso los blancos atrapaban hasta once rechaces en aro ajeno (20 al final). La elección atrás de los locales les desubicaba respecto a la canasta, pero en el suma y resta fue un éxito. Forzaron al Real a elegir soluciones distintas. A tirar más de tres no siempre liberado, a veces con una teórica ventaja frente a una pareja de baile más lenta y más grande. Teórica, decimos.
El Madrid vio ese gambito que le propusieron y se lanzó. Escogió la opción más fácil y rápida y descartó la paciencia y la circulación. Alcanzó el ecuador con 14 dianas falladas de tres de 17 intentadas. Y luego cayó de nuevo en esa tela de araña que los de Obradovic tejieron sobre el triple, ahora con unos dos contra uno muy intensos. Valía todo con tal de sacar al Madrid de su rutina ofensiva. Y lo lograron. Descentrados, los blancos siguieron desperdiciando tiros (6 de 28 en triples), incluso desde la personal (12 de 19), y perdiendo balones (18).
Demasiadas concesiones a un enemigo con músculo que, pese a correr descolocado tras los rebotes, en la zona blanca resultó más contundente. Costaba contener en el cuerpo a cuerpo a Ekpe Udoh y a Vesely, y Luigi Datome terminó de romper por pura clase desde el puesto de alero alto. Ni Maciulis (lesionado en la mano derecha) ni Taylor, con poco ritmo aún para estas cumbres, pudieron con el italiano. Magnífico. Más incluso que Sloukas y Bogdanovic. Y ante tan claros argumentos no hubo réplica, solo el gancho para el remolque: 13-6, 37-29, 50-37, 60-54, 75-62... Cuando a los bajitos les fallan las alas, Reyes y Ayón no bastan. Por ahí sí hay debate, aunque sea antiguo y aparezca y desaparezca como el Guadiana al calor de los resultados. Los que ahora dicen que van dos derrotas en tres jornadas de Euroliga, en las dos salidas más duras del grupo. El Madrid no anda aún para estas cimas.