Grecia, rival en cuartos: bloque temible con Spanoulis al mando

España superó a Polonia y comienza su particular Tourmalet en un recorrido hacia el oro cuyo primer puerto es ya terrorífico: Grecia. En su mejor versión desde 2009 (medalla de bronce) los helenos son un bloque tremendo, con variantes en todas las posiciones, talento NBA… y cuentas pendientes con España. Lo ha recordado Bourousis (“nos robaron en las semifinales de 2007”) en nombre de una Grecia que perdió con España la final del Mundial 2006 (después de eliminar a Estados Unidos en semifinales) y en semifinales de los Eurobasket 2007 y 2009.

Grecia llega tras dos patinazos en 2011 (sexta) y 2013 (décimo primera) y con un palmarés europeo en el que hay dos oros (1987 y 2005), una plata (1989) y dos bronces (1949 y 2009). Y lo hace con un equipo que está entre los tres mejores del campeonato por plantilla y que no conoce la derrota: 5-0 en la fase de grupos y 75-54 en octavos ante Bélgica, un partido resuelto con un simple acelerón en el segundo tiempo (23-11 en el tercer cuarto). Con Fotsis Katsikaris al frente (un viejo conocido que ha entrenado en Valencia y Bilbao y que entrenará en Murcia la próxima temporada), un técnico milimétrico en su preparación de los partidos, la selección griega tiene armas para plantear el tipo de partido comprimido y ultra físico que puede ponerle las cosas muy difíciles a España. Y también tiene talento. Mucho talento.

Sin caras conocidas como Diamantidis (retirado de la selección), Fotsis o Schortsanitis, Grecia empieza en Spanoulis (33 años) y acaba en Antetokounmpo (20). El primero es uno de los grandes de la historia del baloncesto europeo, un asesino capaz de anotar cualquier tiro y de cargar sobre los hombros con cualquier partido: mejor cuanto más difícil sea el reto (tres MVP de la Final Four de la Euroliga). El segundo es un portento de la naturaleza que juega en Milwaukee Bucks y que tiene los cinco sentidos de la NBA puestos sobre él. Alero de 2,11 de altura y 2,22 de envergadura, todavía está madurando su juego pero genera emparejamientos imposibles para los aleros rivales y superioridades constantes para su equipo. Además intimida y es casi imparable en transición.

Junto a ellos, Grecia tiene talento y profundidad en todas las posiciones. Calathes es un base diferencial en Europa (MVP de la Euroliga 2013) que regresa a la Euroliga (Panathinaikos) tras pasar dos años por Memphis Grizzlies. Zisis, un jugador que se equivoca muy poco, es base suplente de un equipo en el que Spanoulis tiene en el juego exterior a sus guardaespaldas de los últimos años en Olympiacos: Sloukas (ha firmado por el Fenerbahçe) y Mantzaris. Son dos especialistas defensivos con buena muñeca y mucho carácter. El segundo está jugando poco, el primero es especialmente valioso en partidos duros que requieren de especialistas para trabajar sobre los motores del perímetro rival.

En el puesto de alero, a la espalda de la bestia griega (The Greek Freak: Antetokounmpo) están Papanikolaou y Perperoglou, un ex y un futuro jugador del Barcelona y dos especialistas defensivos con buen tiro exterior. Ninguno de los dos está brillando en el campeonato pero dan longitud en un puesto en el que España puede sufrir mucho, especialmente ante los problemas de espalda de Rudy Fernández. Por dentro, tampoco flaquea el roster de Katsikaris con un pívot NBA como Kostas Koufos que está alcanzando la madurez como jugador (26 años) y otro clásico de la Euroliga como Printezis, un ala-pívot poco ortodoxo pero muy efectivo y tremendamente competitivo, capaz de anotar por dentro y por fuera. En el banquillo, un Kaimakoglou venido a menos y un Bourousis que está jugando a mucho mejor nivel que en su segunda y última temporada en el Real Madrid y que es otro perro viejo que adora jugar partidos como el que se avecina en cuartos de final: una batalla tremenda.

MÁXIMOS ANOTADORES:

Spanoulis: 11,8 puntos

Printezis: 10,8

Koufos: 10,6

Bourousis: 10

MÁXIMOS REBOTEADORES.

Bourousis: 6,6

Koufos: 6,2

Antetokounmpo: 4,2

MÁXIMOS ASISTENTES:

Spanoulis: 5,5

Calathes: 5

Sloukas: 3,4