Melodía genial de la bella Italia
Dijo Píndaro que el hombre de talento es aquel que lo hace todo por instinto. Y eso es esta selección italiana a la que nunca hay que desear tener enfrente por muy mal que haya jugado los días anteriores. Un grupo de estrellas en el que el conjunto suele ser menos que la suma de las partes pero cuya anarquía, tantas veces un tiro en el pie, resulta primorosa cuando se ilumina: la bella Italia. Talento NBA en muñecas que pueden anotar cualquier tiro. Literalmente. Esa sinfonía inconfundible con la que aquí nos ha seducido mil veces Navarro. Marco Belinelli, en un trance hipnótico que quedará en la historia de esta competición, firmó sólo en el segundo tiempo 28 de valoración: 25 puntos, 4 asistencias y un antológico 7/8 en triples.
La bella Italia: los tiros que metieron Belinelli y Gallinari son sus tiros cuando ellos creen que lo son. Y España permitió esa crecida de talento que finalmente le arrolló, y que hubiera arrollado casi a cualquiera, porque se dejó guiar al intercambio de golpes. En los terceros cuartos de sus dos derrotas ha encajado un parcial de 34-59. Y en los momentos de angustia no ha tenido, cegada en el exterior, más plan que Pau Gasol. Ese parece el gran problema. El resto fue, esta vez, cuestión de talento.