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VALENCIA 100 - REAL MADRID 103 (1-2)

Un triple de Llull in extremis salva al Madrid en la prórroga

Harangody anotó una canasta con la posesión del Valencia acabada antes del tiempo extra. Reyes y Rudy mantuvieron en el partido al equipo blanco. Vives brilló en los locales.

Un triple de Llull in extremis salva al Madrid en la prórroga
Javier LizónEFE

Qué grande es el baloncesto, cuánta emoción y agitación. Todo se decidió en décimas de las que se miden en los cronómetros de la Fórmula 1. Porque una décima fue lo que le faltó a Luke Harangody para anotar dentro de los 24 segundos de posesión y darle la gloria al Valencia. Firmó un canastón y celebró lo que creía un triunfo épico, pero la alegría terminó en festejo interruptus. La canasta no valía. El Valencia había iniciado su último ataque a falta de 25 segundos y 4 décimas y cuando el americano estaba aún en el aire, y en contacto con el balón, el reloj de posesión marcaba cero. Revisión en el instant replay y… prórroga. Y ahí, los Sergios, tras una muy mala actuación, asumieron responsabilidad y media: 13 puntos entre ambos en esos cinco minutos extra, cuando en los 40 anteriores agruparon seis.

El Madrid había ido a lomos de un caballo desbocado, cayó al suelo varias veces, incluso temió ser pisoteado, pero lo domó a tiempo, otra vez cuestión de décimas, las que tardó Llull en alzarse ejecutor (falta incluida, lo pueden ver en las imágenes) y anotar un triple increíble que rompía el empate a 100 como un jarrón chino y de paso las opciones de una segunda prórroga (antes, 88-88).

Los blancos se aseguran ahora como mínimo el quinto partido en el Palacio. Viven, y lo hacen por esa defensa zonal presionante 1-2-2 que mutaba a 3-2 y que fue clave desde el último cuarto con Slaughter y Rudy en labor de zapa. Y vive el Madrid gracias a su temple desde la línea de personal, porque anotó los últimos 14 tiros libres que lanzó (Felipe Reyes, 8 de 8). En el minuto 32 languidecía (76-66), pero al campeón de Europa siempre se le espera. Y apareció como tantas otras veces. Lo logró, además, sin hundimiento taronja, con Luke Harangody (5 triple y 8 rebotes) y Guillem Vives (17 tantos y autor del empate a 100 con un triple a falta de 19 segundos) haciendo un enorme trabajo. Más mérito.

El partidazo del Valencia en el Palacio no fue flor de un día, queda claro. Porque este martes lo repitió. Y lo repitió pasando por encima de la ansiedad y la presión que le había supuesto jugar en casa en las últimas eliminatorias. Por encima también de un Madrid mucho más serio y concentrado de inicio, que saltó a cancha con todas las alarmas activadas. En modo de máxima concentración. Implicado atrás, raudo en el rebote y circulando el balón con precisión con Reyes de estandarte ofensivo. Doce puntos del capitán (dos triples) en los cinco primeros minutos hasta que pidió el cambio.

Ayón se sumaba a la fiesta (luego también en el tercer cuarto con siete tantos seguidos) y el Madrid contaba once de ventaja (15-26). Y entonces se atascó, perdió el ritmo, se echó en brazos del triple y empezó a ceder en los rechaces al tiempo que fallaba canastas hechas bajo el aro. Una tras otra... Al descanso, 6 encestes de dos de 17 intentos (por 6 de 19 en triples). Tanto se cegó, que estuvo cinco minutos sin anotar, lo que aprovecharon los locales para regresar al duelo con buena aportación de Vives y de Pablo Aguilar.

Más tarde cogería los mandos Dubljevic, morrocotuda actuación. Un martirio para los pívots blancos. Testigo que cedió a Van Rossom y sus penetraciones y este de nuevo a un Vives brillantísimo. Eran nueve jugadores y medio (Rafa Martínez jugó con lumbalgia), pero les sobraban ante una red defensiva blanca caladita de agujeros. “Atacad, que no defienden penetraciones”, llevaba días repitiendo Carles Duran. Y atacaron, pero el oficio del Madrid y su zona acudieron al rescate. Y los Sergio, y Reyes, y al final Llull con un triple del planeta NBA. Laso y Duran se marcharon abrazados. El jueves, más y mejor.