Pau Ribas clasifica al Valencia en un final de infarto
El base catalán fue decisivo para que el conjunto 'taronja' diese la vuelta al marcador en el último minuto. Los de Duran se medirán al Real Madrid.
Tres partidos como tres soles. Baloncesto físico, llevado al límite, canastas forjadas desde el esfuerzo, tiros con la decisión de estrellas de este deporte… y todo decidido en la última jugada, a doce segundos para acabar. El Dominion Bilbao no supo resolver la papeleta. Mumbrú recibió en el poste con 70-71 y trató de sentenciar o como mínimo cobrarse una falta. Ahí estaba la resolución de la eliminatoria, el desempate (el uno a uno se forjó en una jugada calcada). Le vinieron Sato y la ayuda de Vives como defensores, pero no hubo personal. Era un tiro demasiado forzado, un milagro, y el cupo se ha agotado por este año. El rebote fue para el Valencia. Final de una preciosa serie de cuartos en la que nadie fue capaz de ganar en casa. Ojo: el Dominion presentará un recurso al advertir que a 3:57 para acabar, Harangody anotó “un segundo y medio fuera de tiempo” de la posesión. El malestar se une a una acción del segundo partido en el que el Valencia juega con seis y ninguno de los tres colegiados se da cuenta, aunque no tuvo consecuencias en el marcador.
En realidad esta película puede extenderse con los dos partidos de la fase regular. Un racimo de encuentros que forjan una rivalidad preciosa entre ambos. “Hemos vuelto a hacer historia. Me siento muy aliviado, está siendo un año muy duro para mí, estoy en un gran club, en el que hay mucha presión. Se va un entrenador que consiguió un título (Perasovic) y aparece un tío de LEB Plata. A los jugadores este año se les ha tirado mucha basura”, valoró emocionado Carles Duran, técnico taronja. Tendrá la Euroliga si gana al Madrid. Bajó Juan Roig (estaba con su hermano Fernando) al vestuario eufórico para felicitar a sus jugadores. Por primera vez en su historia, y tras trece intentos fallidos, superaron una eliminatoria con el factor cancha en contra.
Ganar dos veces en cuatro días en Miribilla no está al alcance de muchos. Hay que levantar un monumento a esta gente. Los detalles, ya se suponía, resolvieron los cuartos en la pista bilbaína. Por ejemplo dos tiros libres anotados por Ribas con las llamas del infierno derritiendo la pista: 70-71 a falta de 25 segundos. El Bilbao no estaba en bonus y con un ataque que nació a 42 segundos para acabar, en ese uno contra uno del escolta internacional ante Raúl López, no se hizo falta en medio campo antes de la arrancada, sino en tiro. Así que se permitieron los tiros. Luego llegó la imposible resolución con Mumbrú. Antes Pau metió un triplazo desde su casa: sus cinco puntos decidieron el tercer pulso. El toma y daca Mumbrú-Ribas de la parte caliente es un monumento al baloncesto.
Pero para llegar hasta ahí, hubo mucha madeja que ir desarrollando. Como rebotes increíbles de Hervelle cogiéndolos en el aire y cayendo con la bola al suelo al no tener pase claro y para que no fuera capturada por el enemigo. O la estupenda aparición de Latavious, que encadenó un tapón, un mate, un ‘alley oop’ a saque de fondo y un dos más uno en el que no aprovechó el tiro libre. O un triple agónico de Marko Todorovic (tuvo un sentido adiós de un pabellón que le ha catapultado a a la fama mundial) con todos marcados y el reloj de posesión apuntando a su cabeza: empate a 64 a falta de 4:28. Los fallos bilbaínos en tiros libres claves también tuvieron su peso, aunque tras errar dos Hervelle cogió un rebote ofensivo felino Mumbrú e hizo el dos más uno para el 70-69, a falta de 42 segundos.
Al descanso, aquello era un déjà vú, era revivir el primer partido. La diferencia estuvo en que tras rebote ofensivo Valencia castigó con puntos y el Bilbao pocas veces lo logró. El nivel físico llevó a los taronja a anotar con más daño cerca del aro y luego negaron tiros cómodos con una increíble defensa sobre las líneas de pase. El cuadro local quiso resolver con precipitación, mareando la bola en ataque durante los primeros catorce segundos para lanzar muchas veces desde Marte sin buscar sus ventajas. El ritmo era visitante gracias a un Van Rossom que es un base increíble, pero a los de Miribilla hay que matarlos para sacarles de la Liga. Apenas hubo flujo interior hacia Marko Todorovic, mientras que en el momento más explosivo, el Valencia construyó todo su ataque desde el poste bajo, especialmente con un Dubljevic soberbio. En los bloqueos ambos equipos hacían cambios automáticos y los de Duran siempre leían y circulaban mejor tras romper con ese bloqueo directo.
El técnico del Eibar, Gaizka Garitano, y 'El Pirata' Granero (Real Sociedad) asistieron al partido. Sito no entró en la polémica con su homólogo valenciano (es padrino de la hija de éste). El Bilbao queda finalmente quinto clasificado, con Europa a la vista; cede su plaza, de momento, al Valencia, aunque éste la puede mejorar. Tras el Dominion, están Baskonia, Joventut y Gran Canaria. El abrazo de hermanos de Raúl López y Mumbrú al final hace pensar que el genio de Vic ofreció su último recital. Lloraba desconsolado Mendia. Seguro que mañana sonríe. Porque este año es ya el milagro jamás pensado en el deporte. Orgullo de campeones.