Spanoulis amenaza al gran aspirante al título, el CSKA
Si para el CSKA es ineludible enfrentarse a sus demonios, en este partido más. Su rival resultó campeón en 2012 y 2013, le superó en ambas ediciones (18: C+D /C+1).
La Final Four arranca con un clásico: el CSKA ha disputado catorce ediciones, las mismas que el Barcelona y más que cualquier otro equipo incluido el Olympiacos, que acumula nueve. Para los rusos, doce presencias en las trece últimas, para los griegos cinco de siete… pero tres títulos por sólo dos de los moscovitas, que llegan con la presión exagerada del eterno favorito adinerado que se ha acostumbrado a darse costaladas. Su último título se remonta ya a 2008, un sobrepeso añadido que puede ser decisivo contra las trincheras deportivas y anímicas que cava el Olympiacos, un experto en ganar sin salir de la pole position.
Si para el CSKA es ineludible enfrentarse a sus demonios, en este partido se le juntan casi todos. Su rival resultó campeón en 2012 y 2013. En ambas ocasiones lo hizo pasando por encima del gigante moscovita: en Estambul le remontó 19 puntos en el tramo final de un partido asombroso (61-62), un milagro que sentó las bases de lo que fue una paliza en las semifinales de Londres, un año después (52-69).
Si se deja a un lado lo psicológico, el CSKA debería ser favorito por más de un cuerpo en un duelo que mide su ataque, el mejor (87,8 puntos de media), contra la mejor defensa (71,2 encajados). Cualquier medidor estadístico da ventaja a los rusos, que sin embargo perdieron en casa del Olympiacos uno de los tres únicos partidos que no han ganado en la competición. Así que puede que las apuestas estén más igualadas de lo que podría parecer. Tal y como decía Tzun Tzu en El Arte de la Guerra, el verdadero poder es utilizar al enemigo para derrotar al enemigo. Eso también es baloncesto y nadie lo hace mejor que el Olympiacos.