KARSIYAKA 74-GRAN CANARIA 75
El Granca hiela el infierno turco y jugará su primera semifinal
El equipo isleño ganó de nuevo al Pinar Karsiyaka con una actuación decisiva de Kendall cuando más apretaban los locales. Se medirá ahora al Unics Kazán ruso.
"La historia la cuentan los ganadores. Y quienes la presenciaron. Hoy hemos helado un infierno. Quedan más batallas y queremos seguir vivos". Así reza el tuit que puso en su cuenta de Twitter el Herbalife Gran Canaria nada más acabar el partido que le ha puesto en las primeras semifinales europeas de su historia. El equipo isleño supo sacudirse el miedo que le habían producido las amenazas de muerte de aficionados del Pinar Karsiyaka, recibidas en las redes sociales, para volver a ganar al equipo turco (74-75), esta vez en territorio comanche. Aunque no fue tan fiera como pintaba la hinchada otomana y no se registraron incidentes ni antes, ni durante ni después de un encuentro en el que el Granca sólo lo pasó realmente mal durante dos minutos de zozobra en el último cuarto. Ahora le espera el Unics Kazán ruso (con el partido de vuelta en en Gran Canaria Arena) en la penúltima ronda de una Eurocopa en la que ha ganado ¡19 de sus 20 partidos!
En el primer cuarto, los del maestro Aíto se sobrepusieron a la buena salida de Dixon, que anotó los 10 primeros puntos del Karsiyaka, y equilibraron el marcador (19-19) con un mate de Kendall. En el segundo periodo fue Newley el que apretó con 11 puntos casi seguidos para darle al Herbalife su máxima ventaja antes del descanso (32-41, +19 en el global de la eliminatoria.
El partido parecía visto para sentencia, pero una victoria en Europa no podía ser tan fácil. Y entre Palacios y Strawberry estrecharon el marcador a falta de poco más de 10 minutos (53-56). Baéz, con un triple churro a tabla sobre la bocina, dio aire al conjunto isleño, pero lo peor estaba aún por llegar. Palacios seguía percutiendo, Dixon recuperaba el tono y dos tiros libres de Hersek ponían cuatro arriba al Pinar a 3:43 del final (71-67). Fueron un par de minutos de un agobio que desterró, majestuoso, Levon Kendall. Dos tiritos de media distancia del canadiense, todo clase, enfriaron ahora definitivamente el infierno turco, para asegurar el brillante pase del Granca refrendado por otro mate de Baéz y una nueva suspensión del propio Kendall.