WARRIORS 107-WIZARDS 76
Los Warriors tienen la fórmula del baloncesto perfecto
Por segunda vez en marzo, los de Kerr dejan a un rival en una sola canasta en un cuarto. Suman 57 triunfos, 34-2 en su pista, y avistan su mejor tamporada histórica: 59 triunfos.
La temporada de Golden State Warriors es una locura. Y al contrario que los Hawks en el Este, los de Oakland no bajan el pistón aunque tienen casi, casi garantizada la ventaja de campo en toda esa travesía entre trincheras que serán los playoffs del Oeste (7,5 partidos de ventaja sobre los Grizzlies, 10 sobre los Rockets…). Ventilaron a los Wizards con una paliza en la que ningún titular jugó más de los 28 minutos de un Stephen Curry iluminado (24 puntos, 5/8 en triples, 6 asistencias). Y en la que volvió un Klay Thompson que sólo se ha perdido finalmente tres partidos por su lesión de tobillo.
¿Más buenas noticias? Muchas más. Los Warriors suman 57 triunfos, una cifra que estadísticamente empieza a ponerles por encima del 50% de opciones de ganar la Conferencia si se atiende a los datos del último siglo. Más: ya la segunda mejor temporada de su historia y batirán si no media cataclismo la mejor marca de la franquicia: 59-23 en la 1975-76, un año después de su tercer y último anillo. Y más: a los pobres Wizards (0-3 en minigira por el Oeste con tres derrotas por una media de 22,6 puntos de margen) les cayó encima un alud defensivo tras un potable primer tiempo, cerrado con un prometedor 52-49. Visto y no visto, el partido estaba 81-57 al final del tercer cuarto. Lo que sucedió fue una tremenda exhibición defensiva liderada por ese armazón de cemento que es la pareja Green-Bogut. Los Wizards, pobres Wizards, anotaron una canasta en ese tercer período después de fallar…15 tiros seguidos. La metió Seraphin tras casi once minutos. En total, 1/16 en juego para, hay que frotarse los ojos, la segunda que los Warriors dejan a un rival en una sola canasta en un cuarto… en un mes. Ya lo lograron ante los Raptors. Y sigue la carnicería: 38-0 cuando el rival no llega a 100 puntos.
En su pista, el gran aspirante al anillo, por mucha inexperiencia con la que se le quiera sazonar, está 34-2. Sus dos derrotas llegaron en la prehistoria de la temporada y encajando 113 puntos: obras hercúleas de Spurs (11 de noviembre) y Bulls (27 de enero, con prórroga). Es decir, los Warriors llevan 13 triunfos seguidos en su Oracle Arena, 32 en 33 partidos desde esa derrota ante el campeón, en noviembre. Esta vez remató el trabajo esa poderosa segunda unidad que conforman Lee, Iguodala y Speights con Ezeli como muro defensivo secundario. Por eso los Warriors, el mejor ataque de la NBA con sus casi 110 puntos por noche, son también la mejor defensa con una diferencia entre ratings ofensivo y defensivo que está ahora en un absolutamente histórico +12, en cifras de los Bulls de Michael Jordan y Phil Jackson.
Nadie permite menos puntos por posesión que los Warriors (1,01 por el 1,05 de los Jazz). Y, al contrario que otros bulldozer defensivos, los de Steve Kerr cambian completamente de marcha en ataque y se convierten en un imparable demonio de dos cabezas: son el equipo más rápido en ataque (13,4 segundos consumidos por posesión con 1,10 puntos) pero son también el tercero que más largos hace a base de defensa los ataques del rival: 15,4 segundos (los mejores en esto son los Bucks: 15,7). Atacan tan rápido y tan bien que nadie juega a tanto ritmo de posesiones por partido a pesar del atasco que generan en el juego rival. Todo eso, sumado, arroja una silueta de baloncesto perfecto. Nadie da más asistencias (27,2 por partido) ni tira tan bien como ellos (47,7%).
Así que acabó en masacre el duelo entre los que iniciaban curso como los mejores backcourt jóvenes de la NBA: los Splash Brothers (Curry-Thompson) contra esos Wall y Beal que han quedado por ahora a leguas de distancia, el segundo irregular y castigado por los problemas físicos durante toda la temporada. Los Wizards, con todo, están 40-31 y todavía aspiran (cosas del Este…) al tercer puesto de su Conferencia, que ahora es de los Raptors (42-28).