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LAKERS 118-CELTICS 111

El último jirón de orgullo laker

El peor clásico de la historia (31% de triunfos conjuntos) se decidió tras una prórroga forzada por los Celtics a la heroica. Scott sabe que no es un triunfo más: "estoy feliz".

El último jirón de orgullo laker
Jayne Kamin-OnceaUSA Today Sports

El problema no es que cualquier parecido con la realidad sea una mera coincidencia. No, el problema es que esta es la realidad. Digamos entonces que cualquier parecido con la historia es mera coincidencia. Pero si se aíslan todos los factores externos (el contexto y el ruido), esto era un Lakers-Celtics. Eso sí, el peor de siempre (31% de triunfos conjuntos por primera vez en semejante altura de la temporada). Pero un Lakers-Celtics. El partido de los 33 anillos (16 y 17), el único que se ha jugado más de 350 veces, playoffs incluidos. El que ha alimentado las enciclopedias de la NBA y cautivó los sueños de varias generaciones, de Russell y Chamberlain a Magic y Bird… hasta Kobe y Pierce. Los dos equipos están en reconstrucción (los Celtics lo están, los Lakers deberían estarlo…) y miran con descaro al próximo draft. Pero era un Lakers-Celtics. Los Lakers de hecho necesitan perder mucho para no quedarse sin una primera ronda que será de los Sixers si cae por debajo del pick 5. Pero esas cuentas vuelven a ser prioritarias a partir de hoy. Ayer se jugaba un Lakers-Celtics

…Y se jugaba menos de cinco años después de que el anillo 33 cayera del lado laker en una final resuelta en el séptimo partido y en ese mismo Staples. Pero ya no están ni Doc Rivers ni Phil Jackson, ni el Ubuntu ni el triángulo ofensivo. Y en las plantillas sólo queda el lesionado Kobe, enredado ahora en si ya se está yendo o no. Rondo se fue a Dallas como Pau Gasol se fue a Chicago y Pierce y Garnett a Washington y Minnesota con escala en Brooklyn. Hasta dos campeones de esa final (Odom, Vujacic) han pasado sin pena ni gloria por el Baskonia mientras que Derek Fisher se cuece a fuego lento en esa caldear churruscante que es el banquillo de los Knicks. Nada es lo que era pero si entrecierras los ojos…

Conviene no quitarle al partido esa mística porque entonces la NBA se quedaría en mucho menos de lo que es. Claro que convendría, especialmente para los que no son (somos) muy aficionados a uno de los dos equipos, que estos vayan dejando de reconstruir y empiecen a construir. Mientras, los Lakers dejaron atrás una racha de siete derrotas seguidas en el mejor día posible y quedan en 14-41. Los Celtics, que han perdido a Sullinger para toda la temporada, están 20-33 y cada vez más descabalgados de la pelea por los playoffs del Este. Isaiah Thomas, reconocido seguidor de los Lakers, debutó con la camiseta celtic precisamente en L.A… y fue expulsado mediado el último cuarto, por protestar y cuando sumaba 21 puntos. Por ese punto el marcador era 91-87. El estirón de los Lakers puso un teóricamente decisivo 103-94 con 88 segundos por jugar. Pero como con estos Lakers todo (todo lo malo) es posible, la cosa terminó en 106-106 y prórroga, con ensalada de pérdidas locales y ocho puntos en los últimos 28 segundos de un Bradley que anotó un triple sobre la bocina ante una defensa angelina que no le hizo falta y que se salvó en la prórroga gracias a los puntos de Lin y Boozer.

Byron Scott, que está patinando bastante como técnico pero que desde luego conoce la casa, reconoció después y en cuanto la corbata le llegó al cuello que es no era una victoria más y que era “un hombre feliz”. Por alguna de sus extrañas razones Boozer pasó de no jugar a ser titular y por suerte para él, que si de algo entiende es de esta rivalidad, se le apareció el banquillo en el día más propicio: 25 puntos de Jeremy Lin con 10/15 en tiros, 19 de Nick Young y 22 de Wesley Johnson. En total 66 de los 84 puntos de unos suplentes que ganaron el partido para la causa laker. Enfrente, 22 puntos y 7 rebotes del casi recién llegado Crowder, 12 y 12 asistencias del ciclotímico Turner y 20 puntos con la heroica final (también un jirón de orgullo verde) de Avery Bradley. Y ganaron los Lakers. Y así están las cosas para dos equipos que se parecen tan poco a sí mismos que necesitan encontrarse, y enfrentarse (1-1 en sus duelos de este año), para recuperar un poco de su propia esencia. Sólo un poquito. Veremos hasta cuándo.