A los Raptors no les sentó bien jugar a media tarde (el partido arrancó a las 15:30 hora local) y lo acabaron pagando ante unos Pelicans que comparecieron en el Air Canada Centre sin Anthony Davis ni Jrue Holiday. El hecho de que no se fueran a enfrentar al líder en eficacia de la Liga relajó en exceso a los pívots canadienses. Omer Asik y Alexis Ajinça comenzaron haciendo daño en la zona. Especialmente incisivo estuvo el pívot francés, quien puso la guinda a su partidazo (22 puntos y seis rebotes) anotando 10 tantos en el último cuarto.

Fue quien levantó a los de New Orleans cuando los de Dwane Casey les pasaron por encima en el tercer cuarto (35-14). Aunque las labores de ejecución se las dejó a Tyreke Evans, máximo anotador del duelo con 26 tantos. El rookie del año en la 2009-10 se vistió de verdugo con una penetración por la derecha que rompió el empate a 93 cuando al marcador apenas le faltaban 1,6 segundos para ponerse a cero. DeMar DeRozan fue el encargado de dar réplica, pero su intento a la desesperada no rozó el aro. Los Raptors volvían a caer (93-95) por segundo partido consecutivo en su feudo.

Un partido que arrancó con imprecisones por parte de ambos equipos (sólo convirtieron tres de sus 20 primeros intentos) y que en España (aquellos que siguieran la retransmisión de Canal + Deportes) no se pudo ver parte del tercer periodo y buena parte del último. Lo que es la vida, en Toronto no tenían noticias de la nive, mientras un manto blanco comenzaba a colapsar (señal de televisión incluida) Madrid y sus alrededores. Es más, costó adivinar que la bandeja de Evans había acabado entrando.

Con todo, los canandienses acabaron pagando el mal partido de Kyle Lowry, y eso que Greivis Vásquez estuvo notable y DeRozan rindió a su mejor nivel en el tercer cuarto (15 tantos). Sin embargo, poco bagaje para hacer frente a unos extramotivados Pelicans que reaccionaron a tiempo para conseguir su sexto triunfo del curso ante un rival del Este (6-9), lo que les sirve para colocarse con un inmaculado balance (20-20) y presionar a unos Suns que marchan octavos en el salvaje Oeste.