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BILBAO 82 - VALENCIA 80

El Bilbao también se lleva por delante al Valencia

Tercer 'Euroliga' que cae en Miribilla en un mes. Los locales aún aspiran a ser cabezas de serie en Copa. Borg destapó su mejor partido en ACB. Polémica final con Aguilar.

Bilbao
Raúl López celebra una canasta ante el Valencia.
Raúl López celebra una canasta ante el Valencia.EFE

El Bilbao se ha cargado en un mes a los tres Euroligas que han desfilado por Miribilla: Madrid, Barça y Valencia. Sigue aspirando a ser cabeza de serie en la Copa e incluso, en un caso muy remoto, prácticamente imposible, acabar líder la primera vuelta. El Valencia deberá esperar para sellar su pase a la cita de Las Palmas. Los aspirantes a la gloria, esos equipos que hace nada pugnaban en el penúltimo peldaño por estar al nivel de los licencia A de la Euroliga (los cuatro grandes) pintaron un cuadro baloncestístico precioso en Miribilla. Un partido intenso e inmenso en cuanto a argumento táctico. Con muchos matices y tramas que pueden repetirse este año en Copa y el playoff. Desde el 29-27 del final del primer cuarto, un canto al juego ofensivo y veloz hasta la espesura del segundo acto, cuando el Bilbao se tiró cinco minutos sin anotar. Y el emocionante final.

El Valencia empezó con unos porcentajes de otra galaxia. Con el 17-21 sólo había fallado un tiro, de dos. Los dos equipos se dedicaron ataques rápidos para evitar el arsenal defensivo del enemigo. El Bilbao combatió desde muy lejos y no frenó la verticalidad taronja. Golpeó con triples claves, de Borg, Raúl López y Mumbrú. Pero cerca del aro falló cosas increíbles, empezando por un contraataque de Dejan Todorovic, que calculó mal el mate y se llevó una buena ración de aro. Luego extravió una bandeja ante las torres valencianas y a su tocayo Marko también se le hizo de noche en uno esos requiebros estéticos suyos que le dejaron bajo la cesta.

El segundo cuarto no era primo hermano del primero. Fue mucho más espeso. El Valencia empezó a fallar triples como una escopeta de feria y Aguilar y Loncar dieron buna rotación penosa. Total: 39-32, aprovechando la horrenda rotación de Aguilar y Loncar. Los Hombres de Negro se tiraron cinco minutos sin meter una canasta de campo. Ribas tiró una provocación al banquillo bilbaíno que habla muy mal de él.

A Valencia le da igual hacer faltas, tiene un equipo tan largo como el día de San Juan. El descanso mudó otra vez el panorama. El Bilbao se encendió a través de Borg, en su mejor partido en la ACB. Dos triples del base sueco, el segundo afortunadísimo lateral cayendo desde el cristal, y una antideportiva a Lucic plasmaron un parcial de 11-2 para irse el tanteo a un 59-46, con 17:14 por desarrollar. 0-8.

Perasovic entonces ordenó una zona que se atragantó a los Hombres de Negro y les cortó el ritmo. Se olvidaron de ser verticales en las continuaciones, de defender más duro para evitar que se plantase la zona y se vio más apurado. Lucic fue una pesadilla. Cada vez que echaba el balón al suelo sacaba petróleo. Sito reaccionó poniendo a Mumbrú de cuatro. El caso es que Van Rossom empató con un tiro libre y luego Ribas puso por delante a los visitantes con otro: 63-64. Pero les faltaba un jefe, alguien que tomase las riendas, un referente en momentos de máxima calentura. Sólo capturaron tres rebotes ofensivos y así no hay quien respire en ACB. Hubo unos pasos de Loncar y Lucic y falta, la quinta de éste, cuando Colom en un embrollo, lanzaba un triple muy forzado. Le tocaba ir a los tiros libres: 75-69. Luego el base andorrano tiró un alley-oop para Latavious. Una personal impidió el que podría haber sido el mate del año.

El Valencia colocó a cinco pequeños y puso de los nervios a los locales. Williams, que es una delicia ver cómo va progresando, falló tiros libres importantes y hasta Raúl extravió uno. Cuando el partido se recogió en un puño, con 79-77, a falta de siete segundos, Aguilar cometió una falta en ataque (la pitó el bilbaíno Juan Carlos García, lo que sembró la polémica en el banquillo visitante) en un bloqueo en medio campo ofensivo. Del arbitraje no hubo queja en Bilbao, como no suele haberlo en la Fonteta, pensaron muchos.

Lishchuk se dañó de nuevo y sólo jugó cuatro minutos. Y un espectador se cayó al suelo antes de empezar el partido y tuvo que se evacuado en camilla tras dolerse de un hombro. “Sí nos vemos con la posibilidad de dar la sorpresa en la Copa”, concluyó Sito Alonso, quien garantizó que Latavious se quedará en Bilbao hasta final de temporada