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BILBAO BASKET 89 - REAL MADRID 79

El Real Madrid pierde el liderato liguero 78 jornadas después

El equipo blanco cae en Bilbao encajando 89 puntos. Llegó a perder por 21 al descanso. Hervelle, Bertans y Colom lideraron la gran actuación del equipo vasco.

Sergio Llull entra a canasta ante Quino Colom.
Sergio Llull entra a canasta ante Quino Colom.EFE
LIGA ENDESA

Tanto repetir que lo importante es llegar fuerte a mayo, que al final cada uno lo interioriza a su modo. Y los jugadores del Madrid lo han hecho de la peor manera posible: autorregulando sus propios esfuerzos, cuando debe ser el entrenador quien reparta esos descansos. Mientras estén en la pista, a morder, como Felipe Reyes. La actitud de sus compañeros es tan lógica como inconveniente; peligrosa, diríamos. Lo vimos en Bilbao.

Encadenas partidos a medio gas y cuando quieres de verdad ya no puedes. Y el Madrid quiso ganar con todas sus fuerzas en la segunda parte tras sentirse humillado en la primera. Humillado como en aquel año de Molin y Messina (2011), humillado como en el batacazo de 2012 en el Top-16 (llegó a firmar seis derrotas en siete partidos ante los Hombres de Negro). Desquiciado, impotente. Un retroceso de tres años en el camino avanzado, sin liderato después de dos temporadas y media ahí arriba (primero en solitario o colíder durante 78 jornadas seguidas).

Le tumbó, además, un Bilbao Basket rebosante de energía, pero no de físico. Sin Raúl López ni Gabriel y con varios tocados, entre ellos Dairis Bertans, el artífice del descosido inicial: 16 puntos sin fallo en 11 minutos y recaída. Ya no volvió a jugar. Un Bilbao grande, como aquel que nos queda ahora tan lejos y a la vez tan cerca, aquel que se coló en la final ACB y puso en aprietos al CSKA de Kirilenko en la Euroliga. Un club con alma, con un respaldo social de los que no abundan. Una plaza imprescindible en esta Liga Endesa.

Decíamos que el Madrid perdió en la primera parte (53-32) la batalla del deseo y también la del acierto, goleado por un enemigo infalible. Colom manejaba y los tiradores rompían. Una y otra vez. Circulación muy buena y balón al punto exacto ante un rival plomizo, lento de pies y de mente. Al descanso, 10 de 21 en triples frente al 1 de 11 visitante. Un abismo de 21 puntos, 53 encajados. Lo de Sassari, los apenas 58 tantos recibidos en la Euroliga, se confirma como un espejismo.

Tan desacertado estaba el Madrid que ni siquiera aprovechó una falta de Mumbrú y la técnica que le eliminaba en el minuto 23. Le habían concedido tres tiros libres y la posesión posterior; pues bien, falló los tres (Ayón, dos y Reyes, uno) y luego perdió el balón. Desastre total. A Maciulis, claramente superado, no le dio tiempo ni a abrir la boca, igual que a Mejri; Rivers firmó otra mala actuación, como Rudy, empeñado en forzar en el lanzamiento cuando crece con el equipo siempre que lo hace fácil y natural (mejoró al final); Bourousis y Ayón sin toque, desubicados quizá por las rotaciones, pero no sólo, lentos; Carroll batido en defensa por su par y… ¿Qué nos queda? Pues Campazzo, que hizo lo que pudo; Llull, que reaccionó aunque se tragó el vendaval inicial, lo mismo que Nocioni; y Reyes, un bastión permanente pero insuficiente. Más Sergio Rodríguez lesionado (pubalgia).

El Madrid perdió en defensa y se dio el batacazo en ataque. Justo lo contrario que el Bilbao, que cerró bien el aro y forzó a tirar de fuera a un enemigo en día aciago. Al final del tercer cuarto mantenía los 20 de ventaja mientras el Madrid empujaba ya con todo, lo que multiplica el mérito local. Pletórico Hervelle cuando a su equipo se le agotaban las reservas de adrenalina. En el último cuarto ya no podía más. Debía vivir de las rentas, con Tobías Borg encadenando cuatro puntos vitales. Mucho más de lo que parecen. Porque el Madrid había sacado las tijeras de recortar: 81-70 a falta de 5:53. Había tiempo, pero no puntería (5 de 26 de tres). Los de Sito Alonso, qué gran trabajo, resistieron con lo poco que les quedaba. Suficiente.