Dani Díez, aún mermado por la latosa lesión que va dejando atrás, rescató al GBC para sumar la segunda victoria del año. Dos tiros libres, fallados, de Grigonis con 78-73 eran la última esperanza del Manresa. El rebote del segundo lanzamiento lo cogió el exmadridista y luego hizo un 80-73 ya definitivo. Era el colofón a una velada con muchos nervios, vital en la zona de permanencia. El segundo triunfo donostiarra hace ver el futuro de otro color: endosa el farolillo rojo al rival, que se queda en el pozo con Fuenlabrada penúltimo y también en descenso.

Los visitantes comenzaron haciendo valer su capacidad desde la línea exterior para mandar en los primeros compases. Grigonis fue una pesadilla: 7/10 en triples. El GBC arrasó en el segundo cuarto con un parcial de arranque de 8-0 y luego un 14-1. Doblas se hizo grande en la pintura y Hanley, al igual que Díez tocado, echó una mano como pudo. El +17 local parecía sentenciar el debate.

Pero un horrendo tercer cuarto dio alas a los pupilos de Pedro Martínez, hasta el punto de cerrar ese acto con empate a 61. Con el partido abierto se disputó el no va más del último cuarto. Grimau volvió a ponerse el traje de líder. Se dio un intercambio de canastas que llevaron el marcador a 68-70. No pasaron los manresanos de esos dos de ventaja. A partir de aquí, el encuentro comenzó a coger tintes azules. Con sufrimiento, el GBC volvió a tomar las riendas con un Dean (7/8 en tiros libres) muy sólido.