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BARCELONA 76 - VALENCIA BASKET 57

La nueva vida de Maciej Lampe

El pívot polaco desarma a un Valencia muy flojo que sigue acumulando derrotas a domicilio. El Barcelona se escapó en el segundo cuarto y ya nunca peligró su triunfo.

Maciej Lampe, rodeado por Sam Van Rossom y Kresimir Loncar.
Maciej Lampe, rodeado por Sam Van Rossom y Kresimir Loncar.Toni GarrigaEFE
LIGA ENDESA

Maciej Lampe cumplirá en febrero 30 años. Es un pívot enorme (2,11, más de 120 kilos) y con un talento privilegiado cuya carrera ha sido una acumulación de batallas ganadas y guerras perdidas, casi siempre en solfa por cuestiones relacionadas con la actitud, la disciplina, el esfuerzo, la concentración… Así llegó a Barcelona, algo así como un capricho muy caro para hacer de quinto jugador en la rotación interior. Y eso pareció en muchas fases de una primera temporada que sin embargo cerró como héroe: en el abrasivo cuarto partido de la final selló el título azulgrana al rebañar un tiro de Llull en su aro y anotar a continuación el triple definitivo. Un héroe improbable que se ganó una continuidad que durante muchos tramos del curso pareció imposible.

Lampe dijo en verano que estaba trabajando como un poseso para ser lo más parecido al jugador que podría ser y que pocas veces ha sido. Y ahí seguramente habrá que reconocer el mérito, otro más, de un Xavi Pascual que, a base de psicología y una paciencia que muchas veces esconde, ha encontrado la química con un jugador que de repente juega con los cinco sentidos en la pista, la confianza por las nubes y la cabeza en el baloncesto. El de ataque y el de defensa. Lampe es en este inicio de curso el tercer hombre interior del Barcelona, relevo (juega de 4 y de 5) para Tomic y Doellman por delante de un Nachbar que aún no ha terminado de arrancar y un Pleiss al que le está costando dar el salto competitivo que le exige su nuevo equipo. Ante el Valencia Basket, Lampe fue el primero de los pívots y el primero de todo el equipo: 20 puntos y 11 rebotes, 5 de ataque cuando el Barça se había atascado. Y 31 de valoración por 45 de todo el Valencia. Él participó en el despegue del segundo cuarto y él evitó líos en el último. Ejemplar en defensa, lo nunca visto, y de una eficiencia asombrosa en ataque. Si Pascual sostiene esta versión de Lampe, el Barcelona tiene un arma con la que no se contaba demasiado en pretemporada. Una que puede ser de destrucción masiva.

El Barcelona está ya en 6-1. El Joventut le ganó anotando 83 puntos pero en sus seis victorias promedia sólo 60 puntos encajados. Su defensa se ha solidificado antes de lo previsto y en ataque está en sus mejores números a las órdenes de Pascual. Menos de 48 horas después de ganar bien al Panathinaikos se quitó de en medio al Valencia con un corte limpio, en un partido feo en muchos tramos pero en el que su superioridad fue incontestable. De hecho, lo único vistoso para el espectador lo puso el equipo azulgrana con un acelerón definitivo a caballo entre el primer y el segundo cuarto: de 14-17 a 39-23, por el camino un 16-0 ante un rival noqueado que sólo tuvo un anotador en el segundo cuarto, un Ribas que anotó dos triples y dos tiros libres para el 22-8 de ese parcial, en el que la cuenta de valoración fue de 32-1. En su mejor tramo el Barça jugó en transiciones rápidas, circulando muy bien el balón y exhibiendo recursos y profundidad. Demasiado para un Valencia menor que remó en el último cuarto agarrado a Loncar y a defensas zonales que hicieron daño a un Barça ya contemplativo. No hubo más aproximación que un 62-52 sobre el que navegaron los rebotes de ataque de Lampe y un par de triples de Thomas y Oleson.

En realidad el Valencia dejó a Navarro en 1/5 en tiros, a Doellman en 1/7, a Huertas y a Pleiss en 0/1 y a un irreconocible Tomic en 0/3. Con eso le debería haber dado para competir pero es que sumó 19 pérdidas, un 4/18 en triples y un mal partido de casi todos sus jugadores. Especialmente Sato, Rafa Martínez, Dubljevic, Aguilar y Harangody. Entre los cinco, 1/21 en tiros y -8 de valoración. Peor que eso fue la sensación, la misma que esta dando en Euroliga y que dio en la Supercopa, de que las piezas están peor alineadas y que cualquier soplo de viento le saca de pista. Está 5-8 en partidos oficiales y fuera de Valencia sólo ha ganado en Zaragoza: siete derrotas ya si se cuenta la de Vitoria ante el Real Madrid. Por ahora este equipo tiene poco que ver con el de la pasada temporada, y no se trata sólo de la ausencia de Doellman, que también. Perdió de 19 en el Palacio y ha perdido de 19 en el Palau. Y está 1-4 en Euroliga. Por debajo de lo que esperaba de sí mismo y desde luego muy por debajo hoy por hoy de un Barcelona al que llevó al límite, último ataque del quinto partido, en las semifinales de la pasada Liga. Un Barcelona que, por su parte, suma y sigue. Con cosas que mejorar y asentar pero muy buenas sensaciones: 11-1 entre ACB y Euroliga.