Después de dos derrotas, los nuevos Bulls por fin ganaron (85-91) y lo hicieron en pista de un rival de División con miras muy distintas a las suyas de cara a la próxima temporada. Mientras que Jason Kidd quieren dar vuelo a Jabari Parker y Giannis Antetokounmpo en Milwaukee Bucks para formar un equipo competitivo a medio/largo plazo, los Bulls necesitan ganar ya. Así que Thibodeau sigue sin estar contento (¿cuándo lo está?) y sigue pidiendo más intensidad, mejor condición física, más sentido colectivo, disciplina y dureza. Y esta vez además lo ha hecho con aviso: “Aquí todo el mundo lucha por un puesto y vamos a decidir según el rendimiento, no el nombre. Si hay un jugador que no está a la altura, jugará otro”.

Ese aviso desde luego no va para Pau Gasol después de que el español jugará su primer gran partido con los Bulls en condiciones mucho más cercanas ya a las del fuego real: casi 30 minutos en pista. Su hoja estadística: 20 puntos, 11 rebotes y 3 tapones, dos de ellos con el partido amaneciendo y en un reparto espacial en el que Joakim Noah sigue devorando más espacio de pista con el español no demasiado lejos del aro: poste bajo en ataque, protección del aro en defensa. Nada de perseguir con la lengua fuera a cuatros abiertos como en su última etapa en los Lakers a las órdenes (es un decir) de Mike D’Antoni.

En general, a Chicago le funcionó bien el quinteto titular, en el que faltó por molestias Dunleavy, sustituido por McDermott. Noah va encontrando su sitio en un ataque en el que de repente han entrado Gasol y un Derrick Rose que sigue añadiendo cada vez más toque a las buenas sensaciones físicas que ya dejó en el Mundial: 16 puntos, 5 rebotes y 4 asistencias en 22 minutos. Los dos, Noah y Rose, jugaron minutos en el segundo tiempo por primera vez en pretemporada. Además, Jimmy Butler firmó uno de esos partidos por los que Thibodeau le tiene en palmitas (18 puntos, 7 rebotes, 4 asistencias, 3 robos) y protagonizó el mate de la noche en un alley-oop casi imposible.

Los Bucks aprovecharon las rotaciones del rival para volver al partido (siempre a remolque tras un 0-10 de salida) y estuvieron vivos hasta el desenlace (72-78, minuto 42), rubricado por Butler y Gasol. Jabari Parker, seguramente el gran aspirante a Rookie del Año, dejó destellos de su elegante arsenal ofensivo al estilo Carmelo (11 puntos, 4 rebotes) y Larry Sanders demostró que está reviviendo tras un año en las cloacas (14 puntos, 8 rebotes). Todo lo contrario que un Ersan Ilyasova que está virando de ciclotímico a caballero de triste figura y que se fue a un pírrico 4/20 en tiros. Tiene casi 16 millones garantizados hasta 2016 y John Henson le pisa los talones, así que está por ver si termina la temproada la donde la va a empezar.

Niko Mirotic estuvo mal en ataque, como todo el banquillo de los Bulls a excepción del sexto hombre Taj Gibson, una turbina incesante de energía. Después de aquella explosión final ante los Wizards que le llevó hasta los 17 puntos, se quedó en cero (con 5 pérdidas) ante los Pistons y en 2 puntos en 16 minutos ante los Bucks. Thibodeau le pidió que fuera más egoísta y cumplió. Pero sin puntería: 1/7 en tiros, 0/3 en triples. Al menos demostró (3 tapones, 2 robos) que está tratando de dejar atrás la complacencia defensiva que tantas veces enseñaba en Europa. Falta le hará, ahora que Thibodeau ha dejado claro que jugará de ala-pívot, no de alero y al margen de una rotación en la que se distribuirán Dunleavy y McDermott con Snell a sus espaldas. Un reto en cuanto la competición se ponga seria y Thibs recorte su rotación a nueve o diez jugadores: Rose, Butler, Dunleavy, Gasol, Noah, Gibson, Hinrich, Brooks y McDermott parecen fijos. A la caza de minutos, el rendimiento más allá de los nombres que dice Thibs, tendrán que ir Snell, Bairstow, Mohammed, Moore… y Mirotic. En ello está.