REAL MADRID 89 - UNICAJA 87 (2-0)
Felipe Reyes levanta al Real Madrid en el tercer cuarto
La cuarta personal de Vázquez y la entrada en pista del capitán madridista propiciaron un parcial de 25-8. Rudy, Llull y Carroll, importantes. El Madrid viaja a Málaga 2-0.
No había apostantes que respaldaran al caballo malagueño, pero la semifinal, que ahora parece encarrilada para el favorito, podría ir 0-2 tras una prórroga, la del viernes, y el amago de cara o cruz de este domingo. Pero va 2-0 y el Madrid resopla aliviado. Coqueteó con el tropiezo y se rehízo tras remontar ocho puntos y atrapar 20 rebotes menos que el Unicaja (18 a 38). El empuje de Reyes y de Llull, su artillería (66% en tiros de dos y 44% en triples), los cuatro robos de Rudy y los despistes del Unicaja le rescataron.
RESUMEN
Real Madrid (22+22+26+19): Rudy Fernández (18), Mirotic (5), Carroll (14), Llull (17) y Bourousis (10) -equipo inicial-, Darden (3), Rodríguez (7), Slaughter y Reyes (15).
Unicaja (26+22+18+21): Suárez (16), Granger (18), Vázquez (18), Toolson (11) y Caner-Medley (7) -equipo inicial-, Urtasun (5), Calloway (2), Kuzminskas, Hettsheimeir (2), Vidal (2) y Stimac (6).
Arbitros: José A. Martín, Emilio Pérez y Carlos Peruga. Sin eliminados.
Incidencias: Segundo encuentro del playoff de semifinales por el título, al mejor de cinco partidos, disputado en el Palacio de Deportes de Madrid, ante 8.309 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento, en accidente de tráfico, del exjugador Carlos Montes. Mejri no jugó por molestias en el gemelo de la pierna izquierda.
El Madrid no es el que solía. Y lo volvimos a ver pronto. A los pocos minutos, después de que en el arranque, fresco como un lechuga, descerrajara tres triples: Carroll, Rudy y Mirotic. Ese arreón se estiró hasta el 11-4. Sólo acierto puntual. Había un equipo metido en el partido y otro que no. Había un Unicaja que reboteaba con fiereza y un rival blando como la fruta madura (7 a 23 en capturas al descanso). Un Unicaja que penetraba y doblaba, que sumaba 18 canastas de dos en 20 minutos con un 67% de acierto, una barbaridad. Enfrente, los blancos también mantenían porcentajes elevados, pero era la línea de tres, ese 7 de 12, el que les salvaba de una derrota mayor (42-48). De las de dos, apenas diez canastas. Desequilibrio. Porque meter casi los mismos triples que canastas de dos es como decir que una temperatura de 0 grados es ni frío ni calor.
Mirotic lo intentaba con poco tino, Llull aportaba constancia y Sergio Rodríguez asistencias de mago (5 a la media parte), con las que Bourousis se iba hasta los 8 puntos. Los de Plaza lograron estrechar ese caudal de acierto y, aún más importante, controlar las pérdidas que permitieron la reacción del primer partido. Las cinco al final del segundo cuarto habían caído la mayoría en los primeros minutos. Su problema, gravísimo, es que añadió seis de golpe en el tercero y eso lastró sus movimientos, le derribó definitivamente.
A la vuelta de vestuarios, el Madrid tuvo que tocar fondo, el del Palacio (otra vez con una entrada más floja de lo previsto: 8.309 espectadores que rugieron en la segunda parte), para coger impulso y respirar. Pasó del 53-61 al 78-69, un parcial de 25-8 en ocho minutos. Fran Vázquez había cometido tres faltas en un suspiro, la tercera y la cuarta en diez segundos, justo en el arranque del tercer periodo. Al principio no se notó, Hettsheimeir y Caner-Medley abrían el campo, pero su ausencia y la entrada en pista del ciclón Reyes resultaron determinantes. Siete puntos del capitán; dos triplazos de Carroll, que cogía una de sus rachas diabólicas ya olvidadas; más la aparición de Rudy y la fuerza de Llull lanzaron al Madrid. Sólo Suárez daba réplica. Se veían las grietas en la estructura malagueña, pero Plaza sostuvo el edificio devolviendo a la acción a Vázquez, también a Granger.
Dos tiros libres de Urtasun, una pérdida de Sergio y un cañonazo de tres de Caner-Medley ponían el duelo patas arriba: 84-83. Último minuto y... llegaba la polémica. Llull entra a canasta y falla. El balón no toca el aro y lo coge Granger con las dos manos. Rudy se lo arrebata antes de caer. ¿Suficiente para establecer control del balón del Unicaja? Un árbitro internacional nos asegura que sí: posesión nueva. De lo contrario, hubieran quedado tres segundos tras el rebote posterior de Bourousis.
Pero hubo jugada y la coronó Rudy con un triple que celebró con mirada desafiante al banquillo verde y gestos a Plaza ("No es de recibo su acción. Se quejaba de que gritábamos cuando ellos tiraban", dijo luego el técnico). Urtasun se la devolvió (87-86) y todo se iba a decidir desde la personal en los últimos diez segundos. Sergio anota, Granger falla uno y los dos errores finales de Reyes no los aprovecha Granger, que lanza un pelín antes de tiempo a la desesperada, de muy lejos. La serie vuela ya a Málaga. El martes, el tercero. Al Madrid le queda rematar; al Unicaja, el clavo ardiendo al que ya se agarra. Quema. No le queda otra.