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Euroliga | Ismael Santos

“Si el Real Madrid sabe en qué falló tendrá mucho ganado”

Ismael Santos, el canterano que más partidos ha jugado en el Madrid en los últimos 30 años, fue básico en la última Copa de Europa conquistada por los blancos en 1995.

Santos posa para AS en Madrid.
CARLOS MARTINNEZDIARIO AS

¿Qué recuerdos le vienen al pensar en su Madrid campeón de Europa del 95?

—El éxito de esa Final Four se fraguó en dos años anteriores de relativos fracasos. Aquel equipo debió haber ganado tres Copas de Europa, como la Jugoplástika de Kukoc, porque con Sabonis y Brown, primero, y luego Arlauckas­, éramos favoritos. Pero en el 93 no supimos reaccionar ante el Limoges en un partido que nos planteó a 50 puntos, anulando nuestro talento y colapsándonos mentalmente. Y en el 94 nos eliminó el Joventut, luego campeón, con el atenuante de que Sabas estaba con gastroenteritis. En Zaragoza cada uno olvidó su ego y puso todo al servicio del equipo. Era la única forma de no volver a perder. Fracasar y tener errores, si se aprende de ellos, es el primer paso hacia el éxito.

—¿Eso es lo que debe hacer en Milán el actual Madrid de Laso?

—Si los jugadores y el entrenador han aprendido de lo que hicieron mal en anteriores ocasiones tendrán mucho a favor. Tampoco puedo asegurar que sean favoritos, porque CSKA, Barça y Maccabi son grandes equipos. Pero si saben en qué fallaron tendrán mucho ganado.

—¿Cómo vivieron esos dos días de gloria en Zaragoza?

—No es que fuéramos completamente relajados, pero sabíamos que jugando como debíamos, íbamos a ganar. No lo pasamos mal ni en la semifinal ante el Limoges ni en la final contra el Olympiacos. Teníamos mucho bagaje acumulado y la lección bien aprendida. No tuvimos ansiedad y disfrutamos.

—¿Cómo se sobrepusieron a la urgencia histórica del club?

—Aquel equipo era especial porque había jugadores que llevaban muchos años en el club, como Biriukov, Antonio Martín, Cargol, Lasa, yo mismo... Sabíamos lo que significaba el Madrid y la presión de ganar una Copa de Europa. La superamos y nos concentramos.

—¿Qué me dice de sus compañeros de entonces?

—Coincidí con grandes jugadores y con otros cuya aportación, siendo menos brillante, fue fundamental en la pista y fuera de ella para los éxitos del equipo, como Javi García Coll. Mi gran compañero fue José Lasa, un base con un nivel técnico y de entendimiento del juego como ha habido pocos.

—Usted brilló en defensa, cuando en sus inicios había sido anotador. ¿Cómo asumió esa especialización?

—Cuando subí al primer equipo no pude continuar con mi rol habitual, porque tenía por delante a gente como Petrovic, Fernando Martín y Biriukov. Luego llegaron Sabonis, Brown, Arlauckas­... O me iba o buscaba la manera de ser importante y tener minutos, porque quería triunfar en el Madrid. Por eso sacrifiqué el lucimiento personal y aporté algo que nadie ofrecía en un equipo de gran talento ofensivo. Defender a jugadores de 25-30 puntos y dejarlos en menos de 10 te restaba frescura en ataque.

—Un trabajo por el que se le respetó y se le apreció...

—No me arrepiento de esa decisión que tomé. Mis compañeros, mis entrenadores, todo el mundo me valoró.

—¿Guarda especial recuerdo de su gran defensa a Danilovic en la Copa de Europa del 93?

—Sí, porque fue el comienzo. Dejar al mejor jugador exterior de Europa en cuatro puntos y ganar por 20 en Bolonia marcó mi devenir. A partir de ahí el reto era repetirlo ante otros.

Montañero, escritor y solidario

Tras salir del Madrid en 1999 (“para mí fue como si el baloncesto hubiera muerto”), probó suerte en Italia (Treviso) y Grecia (Dafni), antes de retirarse en 2003 en Milán (Novara). Allí se desató su pasión por la alta montaña: “Hice cimas de 4.000, 6.000 y hasta 8.000 metros. Me hice guía y tuve una empresa de actividades alpinas. Luego me trasladé a Chamonix (Francia) y trabajé por mi cuenta”. Ha escrito un libro (Desde la cumbre, claves para llegar a lo más alto) acompañado por un documental, con fines benéficos, y ahora está abriendo una fundación en España: “Quiero promover proyectos de educación, deporte, montaña... y ayudar sobre todo a adolescentes con los valores que a mí me guiaron”.