El CSKA Moscú jugará su decimotercera Final Four, la undécima en los últimos doce años (en este tiempo sólo se ha perdido la de 2011), tras pasar por encima de un decepcionante Panathinaikos (74-44 y 107-20 en valoración), que se hundió en Rusia firmando la peor anotación de su historia en la Euroliga y una de las peores de la competición desde la temporada 2000-01. El técnico del equipo moscovita, Ettore Messina, estará presente en la fase decisiva de la competición por décima vez (dos con el Virtus Bolonia, dos con el Benetton Treviso y seis con el propio CSKA). Desde 1982 (ante el Le Mans, 112-67) los de Atenas no perdían por 30 a más puntos en competiciones europeas.

El partido no tuvo historia toda vez que los locales ya ganaban 18-11 al final del primer cuarto y 35-21 al descanso. El PAO no fue capaz de imponerse en ninguno de los cuartos del duelo y la diferencia no hizo más que aumentar hasta los 30 puntos del final. Sasha Kaun (18 tantos, nueve rebotes y 29 de valoración) lideró a un CSKA donde volvió a jugar Milos Teodosic (7 puntos y 3 asistencias) después de pasar tres semanas de baja por lesión.

Diamantidis fue una sombra del jugador que aún es y se quedó sin anotar dentro del horrible tono general de su equipo, donde apenas se salvó James Gist (11 tantos), y que no pasó de un paupérrimo 20 de valoración conjunto. Los malos porcentajes de tiro —15/46 en lanzamientos de dos (32%) y 3/12 en triples (25%)— y las 12 pérdidas no ayudaron.