El Cajasol, que sigue en su lucha por meterse en los playoffs, ganó ayer de forma clara y merecida en Manresa ante un Bruixa d'Or que, pese al cambio de entrenador, no logra remontar el vuelo. En el segundo partido de Pere Romero como técnico local, el Manresa se vio ampliamente superado por un conjunto con mayor potencial, que jugó con más intensidad y que dominó el encuentro desde el primer minuto.

El Bruixa d'Or salió dormido al parqué y lo pagó caro. Mientras Cajasol corrió, tiró y reboteó, los catalanes veían impasibles como les superaban en todas las facetas del juego mientras erraban los tiros, todos exteriores. Cuando se quisieron dar cuenta Cajasol ya dominaba el partido 2-17 y sólo los tiros de tres, de Eriksson especialmente, paliaron la gran diferencia en el marcador. Pese a ello, los visitantes encontraron siempre penetraciones fáciles ante la débil defensa local, que poco pudo hacer ante la mayor potencia y altura de los hombres interiores del Cajasol.

El segundo cuarto arrancó de manera opuesta, con un Bruixa d'Or mucho más enchufado que llegó a reducir la ventaja visitante hasta los nueve puntos. Pero la diferencia de potencial tanto, individual como colectivo, hizo mella en los catalanes: el Cajasol, muy superior en el uno contra uno, corrió lo que quiso, se hizo con todos los rebotes y jugó a placer. Hernangómez, jugador cedido por el Madrid, destrozó a los catalanes con 12 puntos, un 100% en el tiro de dos y cuatro rebotes en apenas cinco minutos. Los sevillanos, mucho más intensos, no dieron pie a la remontada local. Al final de los primeros 20 minutos el marcador reflejó la diferencia que se vio en la pista: 32-47.

La segunda mitad del partido empezó con un ritmo más bajo en la anotación fruto, sobre todo, de la mayor intensidad defensiva del Manresa. Los dos mejores hombres del Cajasol, Hernangómez y Satoransky estaban en el banco mientras que el mejor de La Bruixa d'Or, Giannopoulos encontró algún tiro fácil. Aún así la diferencia nunca bajó de los diez puntos y pese a la mejoría de La Bruixa d'Or, Cajasol ni se confió ni bajó el ritmo tras un tiempo muerto a mitad de cuarto que mató la reacción catalana. Al intercambio de golpes siempre perdió el Manresa, que no dejó de intentarlo pese la insalvable diferencia en el marcador. Un triple de Larsen sobre la bocina maquilló el marcador dejando la diferencia en los mismos 15 puntos con los que acabó el segundo cuarto.

El último periodo no fue sino la crónica de una muerte anunciada. El equipo de Aíto mantuvo la concentración y, sobre todo, la gran intensidad defensiva por lo que el Manresa ni siquiera pudo acercarse para pelear los minutos finales. La aportación de Landry, decisiva siempre que el Manresa hizo amago de acercarse en el marcador, acabó de decantar el partido. La Bruixa d'Or no dejó ayer una mala imagen, jugó con actitud, pero se vio completamente superado por un Cajasol que se llevó el partido por un contundente 72-97