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CAI ZARAGOZA 85-BARCELONA 79

El CAI gana al Barça mil veces

El equipo de Abós lo borda primero y sobrevive después, respondiendo a cada aproximación azulgrana y resolviendo con mano firme en el último minuto. Mal Barça.

El CAI gana al Barça mil veces
JAVIER BELVEREFE
LIGA ENDESA

Después de parecer durante casi todo 2014 el equipo más en forma de Europa, el Barcelona se ha marcado una semana horribilis que le ha afeado la figura. Después del intrascendente pero excesivo 91-63 de Milán, cayó por 85-79 en Zaragoza. Cuatro días después de que le metieran 91 puntos, le hicieron 85. No estará contento Xavi Pascual aunque lleva su cuota de responsabilidad. Dio descanso el mismo día a Dorsey y Oleson, los dos que revigorizan de forma instantánea la defensa desde la segunda unidad. Bien que se notó. Y le dio casi 34 minutos a Navarro, que terminó en 0/9 en triples y 3/16 en tiros de campo. El Barcelona fue el mal estudiante del primer tramo de curso: cuando pudo no quiso, cuando quiso no pudo.

Es difícil saber qué es más frustrante para un equipo con la profundidad y los recursos del Barça, si el zarandeo de los primeros 15 minutos (38-24) o la mezcla de incapacidad e impotencia que demostró cuando igualó el partido. Lo tuvo en el tercer cuarto tras una salida fulgurante (46-45 en el minuto 24) y lo tuvo en el último (60-57, minuto 31). De hecho, lo tuvo a falta de 80 segundos cuando consiguió empatar a 76, la única vez que no estaba por detrás desde el 0-2. Entonces Tabu metió un canastón y Tomic protagonizó una inmolación exprés: tres personales en un minuto y 6 tiros libres, y el triunfo, para un CAI que no ganaba al Barça en Zaragoza desde 1990 y que en las dos últimas visitas del equipo azulgrana se había quedado en 49 y 50 puntos. En la ida en el Palau, también 50. Así de bueno fue su partido y así de malo fue el del Barcelona.

Porque el CAI, que de repente ha dado un paso de gigante para reafirmarse en playoffs tras la paliza encajada en Sevilla, mereció el triunfo cuando jugó y cuando sobrevivió. Fue a por cada balón con más piernas y más ganas, jugó más concentrado de salida, dominó el rebote y tiró de maravilla y con rachas iluminadas. Y después, cuando el Barça apareció de repente, encontró siempre flotador: el rebote de ataque, triples quirúrgicos de Rudez, puntos de hero-ball de Tabu, explosiones de Sanikidze… más talento que un Barça disperso que aun así, diferencias en el pesaje, estuvo a 80 segundos del triunfo. Incluso firmando un horrendo 6/30 –un suicidio- desde la línea de tres por el excelente 11/23 del CAI. Incluso perdiendo el rebote y perdiendo los mismo balones que el rival. Bastó que Huertas apareciera en el último cuarto para que al Barcelona se le abriera de par en par el partido. Pero cada vez que le ponía el aliento en el cogote a la presa, sumaba malas decisiones y encajaba puntos que eran de sutura. Corrió y corrió pero no llegó. Después estar varias veces a uno, a dos, a tres… Perdió.

Del partido sale malparado Navarro, que está con la puntería torcida y salvo excepciones desde hace semanas, y una rotación que parecía ensamblada y que se desparramó en Zaragoza. Pullen y Sada no sumaron 8 minutos, Abrines y Hezonja no llegaron a 15 a pesar de la ausencia de Oleson, del mal día de Navarro y de que el croata estuvo asertivo cuando estuvo en pista. Por dentro, vimos más de lo peor que de lo mejor de Tomic, Lorbek, Lampe y hasta de un Nachbar que al menos metió seis puntos seguidos una de las mil y una microrreacciones frustradas del Barcelona. En Zaragoza acabó la racha de ocho triunfos seguidos del Valencia y en Zaragoza acaba la de siete en línea de un Barcelona que bien hará en olvidar pronto esta semana y que pierde de vista definitivamente al Valencia y tiene, por sus pecados, ocho partidos sin más objetivo que vigilar al Unicaja a su espalda.