IBEROSTAR 72 - HERBALIFE 68
El Herbalife le regala el derbi al Iberostar tras un final ridículo
Los visitantes ganaban por 17 puntos en el tercer cuarto pero no supieron rematar a un rival en cuadro.
El Herbalife Gran Canaria regaló el derbi a un Iberostar Tenerife en cuadro, al que dominó hasta por 17 puntos en el tercer cuarto para acabar sucumbiendo (72-68) tras un último cuarto lamentable de los de Pedro Martínez. Los tinerfeños rompen así una racha de nueve derrotas consecutivas.
Aprovechando su condición de local y seguramente sin la presión del favorito, el Canarias salió más centrado y marcó las primeras distancias con el 7-1. Con escaso acierto desde el exterior en ambos bandos, la defensa del Granca comenzó a cerrar espacios y a partir de ahí los de la Vega de San José gravitaron en ataque en torno a Eulis Báez, ese hombre que no brilla en ningún aspecto, excepción hecha de su asombrosa calidad defensiva, pero que deslumbra con su regularidad y con su abanico de facetas en las que ayuda a su equipo, muchas de ellas intangibles.
Gracias a él llegó el empate a 7, y aunque los laguneros mantuvieron mínimas rentas con la hiperactividad de Nico Richotti, un triple de Bellas colocó la primera ventaja para los visitantes (12-13, min. 8). Beirán aprovechaba su superioridad física sobre el escolta argentino y poco a poco las férreas defensas iban cediendo espacios (17-18, min.10). La salida de Hansbrough, enchufado como siempre desde que pisa el parqué, evidenció que el Canarias afrontaba la cita en cuadro, a la espera de English y Kickert, recién contratados. También dejó claro que este Herbalife, aún con su rival en plenitud, gozaría de mucho mayor potencial, y Oliver, con 5 puntos seguidos, abrió brecha con un 21-30 que amenazaba con vender todo el pescado antes del descanso.
La garra y el talento de Ricardo Uriz no tuvieron acompañamiento en el acierto exterior de los tinerfeños, que unieron sus problemas para anotar al buen trabajo habitual en zona propia de su rival. El juego interior aurinegro era prácticamente inexistente, y únicamente su carácter competitivo y un par de triples de Rost y Uriz maquillaron el tanteo antes de los vestuarios (33-41).
Dos triples de Beirán, que cuajó una gran actuación recordando al del choque de la primera vuelta, donde fue el mejor, abrieron la veda desde el 6,75, y junto con la buena defensa y la buena circulación del balón, más los rebotes de Tavares, el Gran Canaria destrozó el partido. En apenas cuatro minutos, parcial de 6-15 para el 39-56. La lógica se imponía.
Claro que el amor propio del Iberostar no tiene límite. Los locales se llevaron el cuarto por la mínima (53-60, min. 30), y un arreón al comienzo del acto final los puso a dos, 58-60, con todavía ocho minutos por jugar. Intentó reaccionar el Gran Canaria, aunque ya agobiado y lleno de prisas. Con canastas a cuenta gotas, ante un rival devastado por las ausencias y el cansancio, también por las faltas, los de Pedro Martínez, incomprensiblemente, se olvidaron de percutir en el flanco más débil de los chicharreros, su juego interior, empeñándose en tiros lejanos. Este empecinamiento le costó el choque, con el Canarias por encima, 70-68, a dos minutos y con Richotti desatado. Y ahí el canguelo ya era definitivo del Granca.
Juego deslavazado, tiros sin rebote e inseguridad manifiesta, con Bellas como estilete como si fuera Kevin Durant. Un desastre el Gran Canaria, una calamidad de equipo durante esos diez minutos para una decepción mayúscula para los muchos que invirtieron tiempo y dinero en arrimar el hombro viajando a la isla hermana. No fue la mañana de Pedro Martinez, obcecado en no ver, más allá de los resultados y con excusa tras excusa, que el nivel de su equipo no es el que debiera.