BILBAO 79 - CAJASOL 82
Un triple agónico de Satoransky da un triunfo de oro al Cajasol
El base checo, héroe en el último segundo. Con este resultado, el Cajasol mira a los ojos al playoff y el Bilbao se resigna a sentir en la nuca a los que vienen desde el infierno.
Satoransky tiene el descaro de los genios que apuntan alto. Aíto ha plagado a su Cajasol de gente con mucho futuro que combina pecados de juventud con reacciones inesperadas. A falta de cinco segundos, con empate (después de que Grimau fallase uno de sus dos tiros libres), el base checo cogió la bola y emprendió un furioso camino hacia la victoria. Agarró la calle dos, nadie salió decidido a su paso, se plantó en el arco triple y con esa suspensión suya tan plástica y eterna, embocó la canasta ganadora.
Hasta ahí, poco importa lo ocurrido, que fue mucho y enrevesado. Desde un inicio fulgurante de Bamforth con 11 puntos en un pestañeo (no sumó ya nada más que dos tiros libres), hasta exhibiciones por las alturas de los angelitos del Cajasol (siete mates y dos tapones). Alberto Díaz se estrenó y la orquesta tocó más afinada, aunque los árbitros le pitaron como a un recién llegado al cielo ACB. La acumulación de faltas y el cansancio maniató a los locales, que centraron su defensa sobre el bloqueo directo del cuadro sevillano y Aíto optó por actuar sin los cincos Hernangómez y Balvin. Los visitantes pasaron de un 12/19 en tiros de campo en el primer cuarto a un 3/13 en el segundo.
El Cajasol falló cuatro tiros libres en un momento decisivo (a falta de un minuto Landry lanzó uno que no tocó ni aro y el otro se le salió). El Bilbao se fue al 54-39 y lo veía medio hecho, pero dejó de leer la partitura sobre la madera. En el último cuarto los locales viajaban con trece arriba y recibieron un 1-15. Lo curioso es que jugadores muy expertos como los hombres de negro se vieron envueltos en la tensión y la falta de ideas en el momento de la verdad. Así, Grimau dividió y dio una asistencia a Mumbrú en línea de 6,75, que falló. Algunas selecciones de tiro del capitán, por su ímpetu de ayudar, rozaron la precipitación.
Con este resultado, el Cajasol mira a los ojos al playoff y el Bilbao se resigna a sentir en la nuca los que vienen desde el infierno. Pueyo lanzó una queja al arbitraje al enterarse de que Aíto había tratado de forma somera sobre los colegiados: “No pensaba, pero como se ha hablado aquí del arbitraje, yo también lo voy a hacer: tras el descanso no me parece que el criterio haya sido como en la primera parte. Han metido en cuatro faltas a Diaz y Grimau. Han sido muy rigurosas, muy injustas y en el otro lado se han dejado de pitar, probablemente porque ha habido quejas desde el otro banquillo”. Fue la despedida de Arrinda al frente de la franquicia, en la que Grimau llegó a confesar en Radio Bilbao que los reiterados retrasos en los pagos han creado incluso fricciones en el vestuario.