El Real Madrid mete la directa en otro gran día de Llull

No era necesaria la agudeza visual de un águila para ver a distancia lo que iba a pasar. Porque, además, ni La Bruixa d’Or jugó un partido antológico (con bueno no le bastaba) ni el Madrid tuvo el día cruzado, uno de esos en los que todo sale mal, de esos que todavía no le hemos visto esta temporada, ni siquiera en la derrota en Moscú. De ahí que dos más dos siguieran siendo cuatro esta mañana en el Nou Congost. El Madrid de las sumas alcanza ya los 25 triunfos seguidos en las competiciones nacionales: veinte en Liga, tres en Copa y dos más en la Supercopa. Y eleva a 26-0 su racha con el Manresa desde 1998.

El primer cuarto fue una imagen aérea perfecta de la cordillera que separa a ambos equipos. Los de Laso, sin la necesidad de jugar con los ojos inyectados en sangre, son ya de manera constante un gran bloque defensivo, y eso marca la diferencia y extiende la red que permite algunas de sus acrobacias en ataque. Quinteto habitual (Llull, Rudy, Darden, Mirotic y Bourousis) para mover el balón con soltura, dentro-fuera, con Bourousis activo y los tiradores certeros. Cuatro triples, dos de Llull de inicio, que terminó en sus números habituales de los últimos 40 días: 18 puntos, 4 triples y 22 de valoración. ¿Quién le pone el cascabel al gato?, que decía aquel.

En cinco minutos, 18 puntos visitantes, parcial luego de 7-23 y final de cuarto con 10-25. A veces, incluso, la valoración estadística no miente, y ésta reflejaba un -1 a 40, entre otras cosas muchas por la labor de hormiguita de Darden (9 capturas y 5 pases de canasta). De ahí hasta el final, puro trámite, el del Madrid por mantener una nota elevada (28 tantos en el tercer cuarto) sin exprimir a ninguno de sus jugadores (buenos minutos para Dani Díez y Mejri), y el del Manresa por caer con la barbilla erguida, lo que logró. Buena reacción de Darryl Monroe en el segundo cuarto (18-17), con 11 tantos del bajito ala-pívot estadounidense (1,98 m). El duelo se cerró con el momento asistencia de Sergio Rodríguez.

El Madrid rondó los 30 puntos de ventaja (47-76), pero seguro que Pablo Laso estaba preocupado por los ausentes, por Draper (un mes de baja con una fractura en el primer dedo del pie derecho) y, sobre todo, por Carroll. El escolta arrastra aún el esguince de tobillo de la final de Copa, pero también, y eso es más grave, una lesión en la rodilla derecha. Desde el mes de diciembre se ha perdido ya once partidos, seis en Euroliga y cinco en Liga. Las molestias mejoran o empeoran, pero no desaparecen, y el riesgo está sobre la mesa cuando este miércoles a las seis de la tarde se cierra el plazo de fichajes en la Euroliga. El que no esté inscrito entonces, no podrá jugar. Y queda por delante la segunda vuelta del Top-16, los playoffs de cuartos y la Final Four. El año pasado el Madrid lo afrontó sin Pocius, y se notó, porque Darden sólo pudo echar una mano en la Liga. Cuando el lituano se rompió el plazo ya había pasado, ahora no. Y sería una pena que el Real llegara con una bala menos al gran reto del año. Deberá decidir en las próximas horas, si Carroll está bien, perfecto; pero si no es así…