BARCELONA 88-FIATC JOVENTUT 79
Cuestión de profundidad
Nachbar, Oleson y Lorbek acaban con la resistencia de una 'Penya' valiente que dominó más de medio partido gracias a un diluvio de triples pero que se quedó corta al final.
Fue el Barcelona de la Liga pero bastó. Apenas 36 horas después de quitarse de delante al pegajoso Milán, y con la consiguiente dosis de pereza matinal, el equipo de Pascual tuvo durante muchos minutos muy poco del asesino quirúrgico que está rastrillando el Top-16. Le bastó un segundo tiempo de menos a más, justo cuando sonó el despertador. Porque las diferencias de presupuesto (es decir, las diferencias de plantilla) corrigen ese mínimo margen de descanso y permiten sesteos prolongados ante rivales que se estrellan por, con la lengua fuera, intentar jugar 40 minutos por encima de sus posibilidades. El Joventut perdió y suma nueve derrotas seguidas en el Palau (última victoria, 2006). Pero desde luego compitió como ya lo había hecho en Badalona. Entonces se dejó remontar 12 puntos en menos de cinco puntos.
Para la ‘Penya’, sus intactas opciones de jugar playoffs, su estilo atrevido y divertido y una lluvia de triples que amenazó récord. El equipo de Maldonado vivió y murió desde la línea de tres: 15/22, excepcional pero mal repartido porque al diluvio del segundo cuarto (5/7 para 9/16 en el descanso) siguió un segundo tiempo de chaparrones aislados que ya no calaban. Coincidió, claro, con la subida de temperatura de la defensa del Barcelona, inexistente durante más de dos cuartos (43-49 arrancando el segundo tiempo). En cuanto el equipo azulgrana fue más intenso de piernas y más inteligente en las ayudas para permitir menos tiros cómodos, el partido entró en una dinámica lenta pero inexorablemente azulgrana. El peso pesado no dejó K.O. al welter pero tenía la victoria por puntos en el bolsillo en la recta final (85-76, minuto 37).
Si el Joventut hizo gala de su reconocido peligro desde el perímetro, se atrofió en otra seña de identidad decisiva: el rebote de ataque. Sólo capturó uno, un balón sucio peleado en el tercer cuarto, por los 14 de un Barcelona que ya demostró en la Copa que va sellando esa vía de agua, un drama que amenazaba con llevarle al naufragio en los primeros meses de competición. Resultado: el Barça se pudo permitir un buen puñado de imprecisiones porque decidió el partido en el rescate de segundas opciones: 72 tiros de campo por los 54 del Joventut. Eso, un día por fin soleado desde la línea de personal (81%) y la gestión de las pérdidas, otra asignatura que progresa adecuadamente (7 por las 17 verdinegras) condujeron al 108-78 de valoración y a una sensación final de superioridad que se retrasó por la mezcla inicial de poca defensa e inspiración rival en el tiro.
Los siete primeros triples del Joventut fueron de siete jugadores distintos, un exótico registro final que acabó ahogado y a la espera de héroes que no aparecieron en los últimos minutos. Ni Joseph ni Shurna ni el multidisciplinar Kirksay. El último cuarto fue un descenso hacia lo inevitable orquestado por Lorbek y un Oleson que volvió a ser decisivo. Antes había batido su registro anotador en ACB un Nachbar inspirado (4/5 en triples) y había dejado otra pelea perdida con la brújula Navarro. El capitán busca las sensaciones fugadas en la final de Copa y ni las encontró ante el Milán (6 puntos, 2/6 en tiros de campo) ni tampoco ante la Penya: necesitó 11 tiros para meter 8 puntos. Sin apenas mirar el aro, Huertas dirigió (8 asistencias) y Dorsey reboteó (10, 3 de ataque). Y el Barcelona ganó un partido divertido en una ruta en la que hasta final de temporada no aparece a priori mayor pelea, y salvo debacle del Valencia, que amarrar la tercera plaza. La del Joventut por los playoffs será más peliaguda y se escenificará en otras pistas. El Palau sigue siendo terreno vetado.