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Liga Endesa | Luis Miguel Santillana

"La ACB atraviesa una debacle que la ha dejado sin ética"

El exjugador internacional Luis Miguel Santillana (Barcelona, 1951) presentó su candidatura a la presidencia de la ACB y fue rechazada por “no dar el perfil”.

Luis Miguel Santillana.
Rodolfo MolinaDIARIO AS

¿Por qué decidió presentar su candidatura para presidente ejecutivo de la ACB?

—Vi nacer la ACB y todos los que estaban en ese momento demostraron que la unión hace la fuerza, actuaron con un mismo espíritu. Había unos valores y una ética que se han dispersado y, por este motivo, entendía que mi bandera debía ser la de la neutralidad, sin ningún vínculo con un club.

—¿Cumplía los requisitos?

—Creo que los reunía. Uno de ellos era ser una persona del baloncesto y eso es fundamental. Tras presentar mi currículo dijeron que me tenía que proponer un club. Considero que el hecho de que te envíe un club ya te está condicionando para que otros, quizá, no te quieran. Eso quiere decir que no eres un hombre de paz; al contrario, eres un hombre direccionado.

—¿Qué hizo para presentar su candidatura?

—Hace más de cuatro meses, empecé a viajar por mi cuenta para reunirme con los 18 clubes. Aparte de la mía había una decena más de candidaturas.

—¿A usted le extrañó el sistema de selección­?

—Ese ha sido el problema: la falta de concreción en la selección de candidatos. Cuando empecé no sabía ni cuál iba a ser el sistema. Luego se creo una comisión que elegiría a los candidatos. Le pregunté a dos de sus miembros si podía presentarme y me respondieron que enviara mi currículo a la ACB.

—¿Qué pasó en sus visitas?

—Todos me atendieron, pero no presenté ningún programa por escrito porque en ese momento no se me exigía. Más tarde, me agradecieron mi candidatura, pero me dijeron que no daba el perfil.

—¿Le sorprendió?

—No. Mientras eso pasaba, me enteré por los medios de que la elección iba dirigida hacia un candidato, Alfonso López. Eso se les fue al traste y empezó una verdadera debacle que dejó a la ACB incluso con menos valor ético. Siempre recuerdo las palabras de Saporta: “La gente del baloncesto siempre acaba entendiéndose”. Resulta que hoy aún no se han entendido. Aquí pasa algo.

—¿Cómo se ha sentido?

—Ninguneado por gente que te dice “no te preocupes, apuesto por ti” y luego no lo hacen porque priman otros factores.

—¿Qué ocurre en la ACB?

—Aquella gente que en su día lo anteponía todo por el bien de la entidad ahora lo hace por el interés individual. Tras 30 años han aparecido una serie de concesiones, prebendas que se han dado, licencias de Euroliga... y eso está penalizando a equipos que quieren progresar y no pueden porque el código ético que había en la ACB se lo han pasado por el forro.

—Eso es grave.

—Los premios y clasificaciones no se consiguen en la pista, resulta que aquí se logran en los despachos. Si lo que aún buscan es un presidente que esté al servicio de determinados clubes, que no cuenten conmigo.

—Sabiendo todo esto, ¿por qué sigue usted ahí?

—Me he tomado mi candidatura como un proceso más en mi vida y creo que ha llegado un momento de innovación total y esto me interesaba.

—¿Cree que un diputado como Albert Soler puede ser presidente de la ACB sin renunciar a su escaño?

—No le voy a responder porque esto es entrar en política y considero que si se quiere un candidato que sea un hombre del baloncesto, ni mucho menos debe estar vinculado ni a partidos políticos ni a instituciones públicas.

—¿Cuál es su programa?

—En estos momentos hay tres puntos claves: taquillajes, patrocinadores y derechos de televisión que están en una grave situación. Por tanto, los planteamientos de la ACB deben ser diferentes, con nuevas y modernas estrategias.

—¿Qué piensa de Eduardo Portela?

—Es un problema que se resista a dejar la ACB. Stern se jubila este viernes y el mismo Stankovic, en la FIBA, dijo “hasta aquí llegué”. Portela debió dejar las cosas establecidas para que la transición fuese ordenada. Ahora esto es un caos total.