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UNICAJA 89 - FENERBAHÇE 75

El Unicaja tumba al Fenerbahçe en un último cuarto sublime

Excelente segunda parte del equipo malagueño, que desquició a los turcos, un favorito al título que marcha 0-3. El Unicaja, 2-1 y en la lucha por los cuartos.

El Unicaja tumba al Fenerbahçe en un último cuarto sublime
Antonio Gallardo
Ejerce como redactor en la delegación de AS Málaga desde 2005, cubriendo la información de Málaga CF, Unicaja, UD Almería, Granada CF y todo lo que suceda en el sur (partidos de la Selección, Copas del Rey ACB, Copa Davis…) También lo ves y lo escuchas en 101 TV y Cadena SER.
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El mito inspiró al equipo de Plaza. La presencia en la grada de Mike Ansley, el hombre que lideró hace 20 años la transformación del baloncesto en Málaga, alimentó el espíritu indomable de un Unicaja que empieza a dejar ver un potencial considerable. El equipo malagueño pasó por encima del Fenerbahçe del maestro Obradovic, equipazo diseñado a golpe de talonario y aspirante a todo. Compitió sin descanso, se repuso a la lesión en el tobillo izquierdo de Fran Vázquez y destrozó en un último cuarto sublime al equipo turco.

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Sin presión, lejos de la obligación de los presupuestos de sus rivales, el Unicaja se siente fuerte. Capaz de todo. Dos victorias en tres partidos del Top-16 y en una dinámica muy al alza. Mandó de salida sobre el Fenerbahçe, con Fran Vázquez como lugarteniente en la canasta propia y Carlos Suárez capitaneando el ataque. McCalebb y Kleiza ponían la respuesta en el bando otomano. La lesión del pívot gallego disparó las alarmas. Pero entonces surgió Stimac, imperial, para gobernar la pintura.

Las ventajas fueron muy estrechas durante todo el encuentro (37-39 al descanso y 62-66 al final del tercer cuarto). Hasta que Dragic agarró el partido por la solapa y abrió en canal al Fenerbahçe. Firmó unos diez minutos finales épicos el equipo verde. Plaza movió sus piezas con maestría, su defensa fue casi inabordable y Dragic dinamitó el aro turco. Obradovic y sus hombres terminaron desquiciados. Entregados. Incapaces de dar respuesta al huracán verde que se los llevó por delante. Ansley, arrastrado por la euforia, se golpeaba el pecho y alzaba los brazos en el palco. Su Unicaja volvía a hacer magia. El Martín Carpena fue Ciudad Jardín por un día.

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