HAWKS 110-NETS 127

La NBA y Johnson conquistan Londres: llenazo en el O2

El fantástico O2 Arena se llenó con 19.000 aficionados que habían agotado unas entradas que iban de los 50 a los 300 euros. El partido no respondió a la expectación.

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Se lo repetía Andrés Montes a Daimiel sin parar: “Hay que vender el muñeco”. Y para eso pocos como la NBA. En la despedida de David Stern tras 30 años como comisionado, acudía a su cita anual con Londres con un Atlanta Hawks-Brooklyn Nets de perfil bajo por las lesiones de Al Horford, Deron Williams y Brook Lopez , seguramente los tres mejores jugadores de ambas plantillas, aunque no los principales nombres estando Kevin Garnett y Paul Pierce de por medio. Pero dio igual. El fantástico O2 Arena se llenó con 19.000 aficionados que habían agotado unas entradas que iban de los 50 a los 300 euros pese a que el baloncesto sigue sin calar en los ingleses. El mismo recinto que en los Juegos Olímpicos de 2012 presentaba media entrada para ver a la selección británica, estaba a reventar para ver a dos equipos estadounidenses de clase media. Eso es vender el muñeco.

El partido no respondió a la expectación, ante la rauda dimisión de los Hawks, los mismos Hawks de siempre. Para un día que son el centro de atención, naufragan. Brooklyn les pasó por encima y el 110-127 final ni siquiera es muy sangrante. Les reconozco que soy hincha de Atlanta por Dominique Wilkins y si alguien me calienta lo suficiente una noche soy capaz de defender durante horas que era mejor que Jordan, pero cuando le vi pasar en el O2 me entraron ganas de increparle por condenarme a tantos años de decepción.

Además, cuando el destino decide ponerse juguetón con los Hawks lo borda. Les destrozó, como no podía ser de otra forma, Joe Johnson. El hombre que con su demencial contrato de 119 millones por seis temporadas les ató de pies y manos durante años hasta que consiguieron mandarlo a los manirrotos Nets. En Londres, Johnson parecía valer lo que cobra: 15 puntos en el primer cuarto, 26 antes del descanso y punto final.

Así, la segunda parte se quedó con sólo dos alicientes: ver si Kyle Korver, el finísimo tirador de los Hawks, prolongaba su récord histórico de partidos metiendo un triple y que la NBA siguiera luciendo músculo mostrando en el videomarcador a todas las estrellas que habían acudido, de Paul McCartney a David Luiz y Giroud. El famosos muñeco… Finalmente Korver logró su triple a ocho minutos del final y al noveno intento. Lleva ya 108 partidos seguidos y la gente se volvió loca. Estuve por aplaudir con ellos. Son las pequeñas satisfacciones que nos quedan a los aficionados de Atlanta. A los de la NBA en general les quedan muchas más: se va Stern, pero deja la Liga con una salud de roble. Londres lo atestigua.