LABORAL KUTXA 76-BARCELONA 72
El Baskonia se aferra a la Copa
Partido mucho más intenso que bueno y triunfo vital y muy sufrido para el Laboral Kutxa, que sigue en la carrera por la Copa. El Barcelona pudo ganar pero sigue sin encontrarse.
No fue un gran partido en un sentido canónico. De hecho a ambos equipos se les puede hacer una tonelada de críticas. Pero fue emocionante, una batalla en la que el Laboral Kutxa se jugaba seguir persiguiendo la Copa o verla demasiado lejos y el Barcelona buscaba la paz mental que sus propios pecados le niegan. Fue emocionante y finalmente feo pero dramático. Un escenario electrificado en el que, claro, ganó el que más lo necesitaba. El que hizo unas pocas cosas más bien o al menos un par de ellas menos mal. Para el equipo vitoriano no hay más análisis que otra victoria de oro y de infarto después de la de Santiago. Una resurrección adornada por el brillante estreno en Top-16 en Málaga. Buenas noticias, mucho mejores de las que maneja un Barcelona que se disparó demasiadas veces en el pie como para ganar a un rival al que propulsaba el hambre. Otra de arena, y van…
El primer cuarto fue un oasis de ritmo y flujo de juego: 26-20. Heurtel alimentaba a Pleiss ante la mirada de una defensa transparente del Barcelona, que pareció todo el primer tiempo mucho peor de lo que reflejaba el marcador. Desde ahí el partido avanzó irremisiblemente hacia el barranco de los nervios y la atrición. Cada vez que el Laborl Kutxa podía escaparse (42-34, 57-51, 66-59) se atrancaba y dejaba hacer la goma a un Barcelona que se congelaba en cuanto tenía la remontada a tiro. Unas cosas compensaron a otras y se llegó con empate (72-72) a un último minuto en el que nada de lo que sucedió fue casual. El Baskonia anotó gracias a Nocioni (guía espiritual con 19 puntos, 6 rebotes y 27 de valoración) y gracias a una defensa impropia del Barcelona con Papanikolau pendiente de una ayuda de Tomic que jamás llegó. El último ataque catalán, tampoco nada casual, fue una acción demasiado forzada y muy mal resuelta por Navarro. 3/12 en tiros para él y suspenso rotundo para su equipo, que se hartó a fallar tiros desde fuera de la zona en posiciones libradas. De cuatro metros, de cinco, de seis… y desde la línea de tres. Como toda la temporada.
Otra vez pareció se le avinagraron las rotaciones a Pascual. No hay quintetos que funcionen en tandas largas de minutos, no hay equilibrio entre la defensa y el ataque. Los especialistas en una faceta patinan en la otra y las combinaciones sólo mezclan en pequeñas muestras. Oleson y Dorsey sostuvieron al equipo primero y Tomic apareció en el último cuarto. Pero todo resultó sufrido, confuso, inconsistente. Las defensas que se esperan del Barça de Pascual están en paradero desconocido. El ataque es impropio de una rotación con esos nombres. Los jóvenes desaparecen y lo que convence, lo hace a medias. Huertas dio dos de arena por cada una de cal, Navarro y Lorbek necesitaron 22 puntos para combinar 16 puntos y Papanikolau jugó un buen partido que no remató con un buen final. Y otra vez pérdidas y segundas opciones regaladas en los peores momentos y… Y casi ninguna evolución y eso es un problema ya en enero y con un 9-5 de saldo en la competición doméstica.
El Baskonia se obligó a un final masoquista porque tampoco le sobra nada. Al menos está en un lugar radicalmente mejor al que ocupaba hace una semana. Ahora juega contra Gipuzcoa Basket y CAI dos duelos directos en los que luchará por la plaza copera. Pero al menos se ha puesto en disposición de hacerlo después de mostrar otra vez instinto de supervivencia, algo de lo que carece un Barcelona que se encasquilla con una frecuencia insólita y que empieza a acostumbrarse a vivir en el laberinto. Mal asunto.