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EUROCOPA | BILBAO 90-OLDEMBURGO 84

Miribilla y Mumbrú alumbran otro milagro del Bilbao Basket

Agónica victoria ante el Oldemburgo, con los veteranos como héroes. Se verá en la siguiente fase con el Estrella Roja, el Novgorod y el Panionios.

Axel Hervelle lanza ante el Oldemburgo.
PAULINO ORIBEDiario AS

El subcampeón de la Eurocopa tiene más vidas que un gato. Milagro a milagro va labrando su futuro continental. Con sufrimiento máximo, cumplió su cometido: ganar al Oldemburgo para pasar de la primera fase. De inicio había que marcar el territorio. Tras un tanteo mínimo, Pueyo no esperó más y metió a Bertans aún sin acabar el primer cuarto. Superado el tirón en menos tiempo del esperado, el cohete letón era fundamental para meter fuego a un partido que no podía adormecerse. Porque a eso jugó el cuadro alemán: a ritmo cansino, a jugar habitualmente con una referencia por dentro y cuatro caimanes desde lejos dispuestos a pescar una bola que lanzar sin miramientos. Eso lo alternó el exbaskonista Machowski en su pizarra con insistencia por dentro cuando estaban el italiano Crosariol y el exManresa Aleksandrov.

El Bilbao estaba blando, se tiró al suelo a por un par de balones en acciones de garra, sí, pero le faltaba el candado a la circulación amarilla. Entre que los alemanes no sabían bien si defender los cinco puntos de marras y que los bilbaínos veían un mundo hasta ese guarismo, el partido nadó en la indefinición un rato.

A los trece minutos Raúl López anotó dos tiros libres para obrar el tanteo ansiado: 29-24. Pero un par de errores y un 3+1 concedido a Paulding devolvieron la incertidumbre: 29-30. Hervelle insistió en dónde estaba el Dorado: a 42 segundos para acabar el primer tiempo cerró un contraataque que situaba el 44-39. Y Mumbrú tuvo un gesto de rabia en un palmeo que se asoció con el bocinazo final.

La salida del descanso fue fulgurante. Raúl embocó un triple para la máxima diferencia: 53-45. Quizá los locales se esperaban un descalabro alemán, pero hubo respuesta (0-7) y eso aturdió a los Hombres de Negro. Con ocho arriba, seis pérdidas seguidas hicieron entrar en fase de tembleque, y el Oldemburgo  parecía encontrarse cómodo 57-66 nada más arrancar el último cuarto. Ahí, a falta de 8:53 para acabar, el subcampeón del torneo tenía que demostrar su orgullo. Y sus galones. Gabriel encabezó el asalto. Esta vez sí, el Olemburgo notó el infierno de Miribilla. La experiencia de Markota ha venido para esto y también tomó la responsabilidad. En las distancias cortas y cuando la soga aprieta, los veteranos curtidos en mil batallas son casi invencibles. Con paciencia, sabiendo que quedaba tiempo, el Bilbao volvió al tramo de su pasaporte a la felicidad a falta de 4:10, con un triple de 74-69. Apareció un secundario, alguien que nadie esperaba, Freese, un pívot que aprovechó las ayudas que se concedían a su alrededor para anotar sin oposición. Desde el empate a 83, tras un dos más uno de Freese, con 1:01 por desarrollar, había que escribir el penúltimo milagro del efecto Miribilla. Un triple de Markota y un contraataque de Mumbrú llevaron el asunto al 88-83 a falta de 29 segundos. Aquello explotaba. Joyce tuvo tiros libres y falló uno. En la última jugada, con saque de fondo a falta de dos segundos y siete décimas, Gabriel puso la bola en manos de Mumbrú, que recibió claro y anotó un dos más uno. La apotesosis.

En su transitar por la segunda fase, el Bilbao se va a encontrar viajes latosos. Cae de la Euroliga el Estrella Roja, el coco de Baskonia tras imponerse en dos ocasiones este año. No está Rakocevic, medio metido a director deportivo y meditando si estira un poco más su carrera. El Pîonir es una cancha mítica, la caldera que jamás haya pisado el Bilbao en Europa. Marjanovic, aquel gigantón (2,21) que abrió el telón de la Eurocopa para la franquicia bilbaína con los colores del Hemofarm es uno de sus elementos destacados, como el internacional Katic. El Novgorod ruso, líder del Grupo F tras perder solo dos partidos. Nacido en 2001, es otro club joven como el bilbaíno, nacido en 2001. Tiene mucho dinero, pero aún no llega a los niveles de los conocidos CSKA, Lokomotiv o Unics Kazán. El pívot esloveno Brezec, vinculado al Bilbao como posible fichaje hace no mucho, es su nombre más célebre. Y el Panionios está sorprendiendo en Grecia, tras los inalcanzables Olympiacos y Panathinaikos.