El Real Madrid continúa imparable. Ni la acumulación de partidos, ni los viajes, ni las bajas (Bourousis más Dani Díez que, con esguince en el tobillo izquierdo, no jugó). Nada puede con esta máquina de ganar. Ayer le faltó frescura pero, ante un Iberostar Tenerife que sabe buscarle las cosquillas, tiró de oficio y de su arsenal de superclases. Rudy, Sergio Rodríguez, Mirotic... y diez minutos lujosos de Reyes.

En el arranque, ritmo más lento del esperado y mucho juego interior. El Madrid pensaba que su ex Sekulic daría problemas, pero quien le salió respondón fue Luke Sikma. El hijo de Jack, siete veces all star de la NBA, despachó unos primeros 12 minutos muy buenos: 14 puntos, 5 rebotes y 19 de valoración. Mirotic le aguantó el duelo en ataque con 8 tantos para mantener arriba a su equipo, pero el Tenerife, pegado a los blancos como una lapa, se puso por delante al inicio del segundo cuarto con canasta del doble de Carroll, Nico Richotti (21-20).

Y, como tantas otras veces, Sergio Rodríguez revolucionó el partido a toque de corneta. El tinerfeño, como Pedro por su casa, encadenó 13 puntos para poner al Madrid nueve arriba (30-39, min. 17). Amenaza de sentencia que se disipó con un parcial de 7-3 culminado con un triple de Sekulic antes del descanso (37-42). Igual que la pasada temporada, el Iberostar se agarró con orgullo a su pista. Y entre Uriz y Richotti compensaron el poderío interior de Mirotic para marcar otra ventaja local (52-50, min. 28).

Presión. Laso ordenó a los suyos que se pusieran el mono de trabajo con una defensa presionante. Y apareció Rudy, valiente y fiel a su cita con el alley-oop servido por Sergio. Al último periodo se entró con todo en el aire (54-57). Y cuando más caliente estaba la cosa, Reyes tiró de galones para fabricar 15 puntos vitales, con triple incluido. El Tenerife, inasequible al desaliento, luchó hasta el final, pero entre el capitán, Rudy y el Chacho terminaron doblegando su terca voluntad. La racha blanca persiste: 19-0.