El Unicaja frena en Miribilla su reciente hemorragia de derrotas

El Unicaja rompió su mala racha de tres derrotas seguidas, contando Euroliga y ACB, y el Bilbao regresó a la cruda realidad de las desilusiones en un partido que no rompió cuando tenía a los malagueños maduros y acabó pagándolo caro cuando estos sacaron fuerzas desde su larguísimo banquillo para endurecer el mismo y llevar la refriega a la pintura.

Desde la victoria ante el Barcelona, justo una semana atrás, el Bilbao Basket se está sacando el corsé del estrés, pero aún le falta camino. Ante los culés aprendió que sólo avanzaría apretando las clavijas atrás y con su instinto para bordarlo a campo abierto desde el robo defensivo, gracias al timón de un Raúl López más fresco desde que le han rebajado el tiempo en pista. Un contraataque llevado por el mago de Vic por el carril central acabó con un pase entre las piernas hacia atrás a Gabriel, que llegaba en segunda oleada.

Plaza diseñó su habitual partido en la trinchera, y en tiempos de filosofía ‘Pablolasiana’ el espectador vuelve la cara ante jeroglíficos tácticos. Una plantilla tan larga como Unicaja pareció comprimida en un bozal durante tres cuartos en Miribilla.

Tras el descanso, el Bilbao, con las ideas más firmes en estático y a un mundo de aquel equipo tembloroso que abrió la Liga, se fue a los nueve de ventaja: 44-35, con los malagueños perdidos o tal vez con la mente aún en las filigranas que les hizo Spanoulis el viernes. Caner-Medley hizo la tercera falta en el ecuador del tercer cuarto pero Plaza arriesgó y acto seguido cometió la cuarta. Pero el Bilbao, que llegó a acumular un cero de seis en tiros libres mientras el rival sumaba ya once puntos desde esa línea, tiene aún ciertos ramalazos de irregularidad, en parte por desequilibrios en el rebote y tiros fuera de posición por ataques farragosos, dejó meterse a los costasoleños con un par de parciales de 0-5.

El Unicaja iba labrando su terreno, subiendo el nivel de contactos sin castigo por parte de unos colegiados muy puntillosos solo con los locales. Con Dragic al mando, se puso por delante por segunda vez a -8:48 (63-65) gracias a un contraataque de cohete del esloveno. Sólo en el 0-2 había tenido ventaja. Esta llegó a los cinco en un pis pas. Se rearmó por dentro con Hettsheimeir y Vázquez, y cogió el fusil de Toolson. El 2-10 fue ya un mazazo muy severo para un Bilbao que este año sólo ha ganado al Barça. “El que diga que está mal por el 1-6 no tiene ni puta idea de baloncesto”, manifestó Plaza. Hubo una última opción local tras triplazo de Raúl López, que puso el 63-65 a -1:50, pero Suárez encontró una afortunada réplica apoyado en el cristal y luego Mumbrú falló una bandeja clara.