El Barcelona cambia de cara

BARCELONA REGAL - CSKA MOSCÚ

El Barcelona cambia de cara

El Barcelona cambia de cara

Alejandro García

EFE

El equipo de Pascual jugó un muy buen segundo tiempo en el que pasó por encima de un CSKA demasiado mecánico. Estelar Navarro: 20 puntos, 13 en un enorme tercer cuarto.
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Es pronto para lanzar las campanas al vuelo. No sabemos si el Barcelona ha comenzado a encontrarse pero sí sabemos que no está muerto. De hecho cuando acabó el partido el olor a cadáver correspondía a un CSKA frío, demasiado mecánico y en el que el conjunto es mucho menos que la suma de sus individualidades. En parecido estado se encuentra el Barcelona, así que el partido no dio lo que se podría esperar de dos de los grandes transatlánticos del baloncesto europeo, aspirantes de primer grado a una Final Four en la que suman entre ambos catorce presencias en las últimas diez ediciones. A estos dos equipos les queda mucho para alcanzar el nivel que les hará temibles. Por ahora tienen juego racheado, unas plantillas de una profundidad asombrosa pero poco aprovechada… y un mismo y modesto balance en cuatro jornadas de Euroliga: 2-2. A los dos se les escapa el Fenerbahçe, los dos estarán en el Top-16 salvo cataclismo altamente improbable. No imposible, sólo casi.

El CSKA venía de una derrota estruendosa en Estambul y viene de dos temporadas en las que ha hecho aguas estrepitosamente en la Final Four, las dos veces ante Olympiacos. A Messina se le mira con lupa en el continente porque desde 2009 parece con el genio en conserva: ni en el Real Madrid ni por ahora en su segunda etapa en el CSKA está dando con la tecla. Así que también jugaba exigido (5-13 ahora en sus duelos ante Pascual) y también cuesta entender un despliegue displicente y lleno de agujeros jnegros de su equipo en un segundo tiempo en el que opuso muy poca resistencia a la aparición en escena del Barcelona. Dominó hasta el descanso (35-40), propulsado por Pargo y Teodosic y amparado en la muñeca de Micov y la producción siderúrgica de Kaun. Después, casi nada en un partido horrible de Weems o Khryapa.

El Barcelona puede agarrarse a su tercer cuarto para empezar a reconocerse delante del espejo. En sus mejores minutos defensivos de la temporada tuvo al CSKA en dos puntos durante más de 5 minutos mientras que en ataque se desató Navarro y le acompañó Huertas. El escolta, fresco de piernas, anotó 13 puntos en ese tercer parcial a base de canastas heroicas marca de la casa, y compartió con Huertas una dirección con las correas desatadas que desatascó a un equipo que enseñó un pequeño boceto de lo que puede llegar a ser: entraron los triples, buen porcentaje de tiros libres, rebote cerrado, circulación sin pérdidas… entre el minuto 20 y el 29 el partido pasó del 35-40 al 62-47. El Barcelona dejó de ser el monstruo de Frankenstein y se convirtió en un equipo firme, concentrado, con sentido de juego y hasta un toque de estética. Después volvió a las andadas para permitir un último susto (62-58 en el minuto 32 y tras parcial de 0-11) pero salió adelante con autoridad y solvencia. Lo que se le debería suponer pero le estaba faltando: buenas noticias.

Navarro y Huertas anotaron y lideraron. Al primero le dio relevos Abrines y al segundo se le exprimió (casi 34 minutos) ante la desaparición de Pullen y el delicado momento de Sada. A Papanikolau se le salieron algunos tiros cómodos (2/8) que deberían haber rubricado un buen partido en labores de intendencia. Y en el juego interior trabajó Dorsey y dio señales de vida Nachbar mientras que Lampe, al contrario que tantas veces, hizo más labor que números en un buen último cuarto. Y Tomic anotó mucho en el primer tiempo y reboteó mucho en el segundo.

La victoria puede ser un punto de partida y es en cualquier caso el primer examen de máxima magnitud aprobado por el equipo de Pascual tras las derrotas ante Real Madrid y Fenerbahçe. En uno de sus partidos más serios de la temporada, lo que hasta ahora tampoco es mucho decir, y con un puñado de minutos para enmarcar en un tercer cuarto que encarriló el triunfo y, quizá, la puesta en marcha de los motores del equipo azulgrana.

 

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