LeBron James sentencia, es el MVP y los Heat repiten título

A sólo dos minutos del desenlace del séptimo partido de la final, y jugando aún por el título tan lejos en el calendario como un… 20 de junio, los San Antonio Spurs sólo se hallaban a dos puntos de separación de los Miami Heat: 90-88, tras triple de Kawhi Leonard. En el siguiente minuto y medio del definitivo Heat-Spurs se decidió ese título, que iba a ser el segundo en fila para Miami, campeón 2012... y para su megaestrella, LeBron James. Los Heat, que vencían por 46-44 en el descanso, habían llegado en ventaja al final del tercer cuarto (72-71) sólo gracias al único y espectacular triple de Mario Chalmers (14 puntos). En los 93 ardientes segundos que siguieron al triple de Leonard que había valido el 90-88, la temporada de la NBA pasó por las manos de Chalmers, que erró dos tiros libres, rodó en dos apretados fallos consecutivos de Tim Duncan, bajo cesto, incluido un palmeo corto, y colgó de tiros fallados por Wade, Battier y el propio Leonard, los dos últimos en sendos intentos triples.

Al fin, y a falta de 27,9 segundos, tuvo que ser el propio LeBron ‘King’ James quien rompiera, con un tiro en suspensión, la espesa angustia de los 19.900 espectadores en el American Airlines Arena de Miami: 92-88… que sólo en cuatro segundos más pasó a ser 94-88 tras pérdida de Ginóbili ante LeBron y falta inmediata de Duncan. James firmó los dos tiros libres para el 94-88, Ginóbili (18 puntos) no acertó de vuelta en un triple desesperado y, a 16 segundos, Dwyane Wade (23 puntos, diez rebotes, 11 /21 en tiros) apuntilló el título y la temporada 2012-13 de la NBA con el último punto del ejercicio: desde la personal, tras la quinta falta de Danny Green, que jugó su peor partido en estas finales: 5 puntos, con 1/12 en tiros.

Con 37 puntos (12/23 en tiros), 12 rebotes y cuatro asistencias, LeBron fue coronado como Jugador Más Valioso o MVP de las finales por el Comisionado David J. Stern, en su aparición final en la NBA para entregar ese trofeo, además del Trofeo Larry O’Brien que corona a los bicampeones Heat. “Ha hecho falta que diésemos todo lo que teníamos como equipo para llegar hasta aquí. Los Spurs son increíbles, como equipo y como franquicia”, resumió Wade. “Sólo sé que he dejado todo en la pista, y no sólo ahora… he trabajado mucho en mi juego fuera de pretemporada y este es el resultado; no tengo palabras para describir cómo me siento”, agregaba LeBron. Miami es el primer equipo en la NBA que repite título tras los Lakers de 2009-10… y el primero que es capaz de batir a los Spurs en unas finales.

Claramente, la gran oportunidad de San Antonio se escapó en el sexto partido, el martes, que los Spurs, dominaban por 89-94 a 28 segundos del final. A los 37 años, Tim Duncan siguió liderando a los Spurs: 24 puntos y 12 rebotes. Leonard, espoleado por el decisivo error del sexto partido en un tiro libre, contribuyó con 19 puntos y 16 rebotes… pero no pudo impedir ese tirito crucial de LeBron, como el tiro de gracia, que selló el 92-88 a cuando quedaban menos de 28 segundos. Los dos equipos se igualaron en rebotes capturados (43-43), y casi en pérdidas (16 de Miami y 14 de San Antonio), pero los Heat tiraron un poco mejor: 43,9% de aciertos, por 37,8% de los Spurs. Los seis aciertos triples de Shane Battier (6/8) resultaron vitales para mantener a Miami en el durísimo partido. Esos seis aciertos de Battier fueron la mitad del total de Miami como equipo: 12/32. En el momento más decisivo, Chris Bosh, que fue vital en le decisión del sexto partido, tuvo una noche bastante opaca: siete rebotes… pero cero puntos (0/5 en tiros).

“Las series más duras que nunca hemos disputado”, analizaba Duncan, en coincidencia con su entrenador, Gregg ‘Pop’Popovich. Stern ya no volverá. Timmy Duncan tiene 37 años. Ginóbili, 36. A Tony Parker (10 puntos, cuatro asistencias), aún le queda bastante cuerda: acaba de cumplir 31 años. Los Spurs tienen mucho futuro con su organización, su sistema… y jugadores tan buenos como Danny Green y Kawhi Leonard, que van a cumplir 26 y 21 años respectivamente. Pero, tras alzar su segundo título consecutivo y después de haber duchado con champán al viejo "Boss Pat Riley", LeBron James sólo tenía un estribillo en los labios, uno que ‘Bron’ ya ha repetido otras veces: “No vine aquí a Miami para ganar un título o dos… pueden ser tres, cuatro, cinco, seis, siete…”.