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REAL MADRID 93 - CAI 65

El Madrid barre al CAI y se coloca a una victoria de la final

Los de Laso suman el segundo triunfo de la serie en una de sus mejores actuaciones en el pase de la temporada. Sobresalió Sergio Rodríguez, que manejó el partido a su antojo.

Rudy lanza bajo el aro.
Rudy lanza bajo el aro.Rafa Aparicio

Confiaba el CAI en que con un poco de descanso podría dar réplica al Madrid, salirle contestón. Pero lo que ocurrió es que con un mayor conocimiento del enemigo, ajustando detalles, y con un ambiente en el Palacio acorde a la cita, los blancos aplastaron a los de Abós. A igualdad de intensidad y de deseo, el talento se abrió camino. Para qué hablar ya de la diferencia física y reboteadora. Hasta ahora el Madrid llevaba unos playoffs modélicos, casi sin peros, apenas echábamos en falta algo más de anotación, de contraataques y, si me apuran, de circulación de balón.

De todo eso hubo aluvión ante un CAI que se caló hasta los huesos. Jarra de agua helada. Tiritona. Ahora dispone de tres días para entrar en calor, para apelar a su orgullo y alargar una serie que parece agonizar con este 2-0. El Príncipe Felipe, Zaragoza, tienen la palabra; aunque el estacazo a la moral maña es de aúpa. Parecía que el CAI podría pelearle al Madrid algún triunfo, incluso la eliminatoria, ahora es lógico pensar lo contrario.

Los de Laso arrancaron muy concentrados, con Rudy en el quinteto, aún con dolor, pero recuperado del trompazo del jueves en la espalda. Muchos balones a los pívots, dentro-fuera, a la caza del pase extra, de la asistencia. Fue bonito, aunque el duelo reventó definitivamente con la entrada en cancha de Sergio Rodríguez en el minuto 6 (13-9). Baloncesto puro, sin diluir, directo al torrente sanguíneo. De ahí hasta el descanso enarboló la bandera de la revolución chachista y firmó 7 puntos y 7 asistencias. Lo de menos, los números, lo de más sus pases imposibles y ese manejo del balón que te deja con la boca abierta hasta que tu hijo te pregunta que qué te pasa, papá. Nada, envidia cochina es la respuesta, como cualquiera al que le guste este deporte. Hace poco más de un año lo de Sergio eran fogonazos, ahora domina los partidos, los sobrevuela.

Pocos días se ha pasado el Madrid tan bien el balón, en cinco contra cinco y a la carrera, con una acción como ejemplo perfecto: pase de campo a campo de Llull para Rudy que, en pleno acelerón y sin mirar, asiste hacía atrás a Mirotic y este culmina sin que hubiera un solo bote. Genial. La estadística a veces es como el algodón y no engaña: 25 asistencias. ¡Pero será por cifras!: 21 canastas de dos con un 56% de acierto; 15 triples (46%), con Carroll enchufadísimo (4 de 5 esta vez y 63% en los playoffs); 39 rebotes; más de un robo por cada pérdida (7 a 6) y 116 de valoración. La diferencia era ya de 27 puntos en el minuto 27 y alcanzó después los 34 (91-57). Una exhibición.