Barcelona 69 - Gran Canaria 63
El Barcelona golpea primero
El equipo azulgrana permite una escapada inicial y una remontada final del Gran Canaria pero solventa el primer partido de semifinales a base de jerarquía y de defensa.
El Barcelona salió a jugar con casi todo de su parte: la experiencia, la historia y el factor cancha. En busca de su séptima final consecutiva, récord absoluto en la ACB, y ante un debutante en la penúltima ronda que llegaba desbordante de optimismo tras su milagro de Vitoria pero herido por un esguince de rodilla de Toolson, el héroe de cuartos. Un problema mayor, más cuando toca pisar terreno desconocido ante un rival en su hábitat natural y dirigido por un consumado experto como Xavi Pascual: ha dirigido y ganado cinco semifinales en las que acumula un balance de, con el de hoy, catorce triunfos por sólo dos derrotas. Tremendo.
El partido enseñó margen de mejora en ambos bandos y motivos para la preocupación pero también para el optimismo en el del derrotado, que jugará el segundo partido con el agua al cuello para no quedar pendiente de un milagro: ganar tres partidos seguidos al campeón de las dos últimas Ligas. Pero estos son los playoffs, cuestión de ajustes e inercias. Lo que ahora es azulgrana en 48 horas puede ser amarillo. El Barcelona tiene el 2-0 como objetivo grabado a fuego para quitarse el mal trago de viajar sin margen de maniobra a una de las pistas más calientes de la ACB, una en la que ha perdido en siete de sus últimas nueve visitas.
El Barça, por lo demás, dominó con autoridad en el tramo central del partido. Pero se permitió un par de siestas, peligrosa la inicial (11-21 en el minuto 9), y peliaguda la final, con un 0-11 que puso el partido en 67-63 ya en el último minuto. Toolson falló entonces un triple, poco después de haber anotado la que fue su única canasta y la única de todo el banquillo canario. Demoledor, y decisivo, 30-2 local en aportación de los suplentes.
El equipo de Pedro Martínez enseñó alegría de salida y carácter al final, pero se quedó corto en el nudo del encuentro (de 11-21 a 67-52: 56-31 en poco más de 26 minutos). El Barcelona dominó a partir de su defensa aunque sólo se desmelenó en el tercer cuarto y gracias a los 24 puntos que combinaron Sada, un Wallace bendecido en el despegue azulgrana, y un Navarro que hizo un primer tiempo horrible, todavía en la mala inercia de cuartos, pero que encontró después la forma de ser decisivo más allá de las pérdidas y los fallos. Como Tomic, que concentró la atención defensiva rival en el poste bajo con más esfuerzo que brillo. Tampoco sobresalió Lorbek pero el Barcelona ganó. Primero a medio gas, después con solvencia y finalmente con susto.
Al Gran Canaria le sostuvieron Newley, Báez y un inagotable Nelson (21 puntos, 11 rebotes y la mitad de toda la valoración de su equipo: 28 por 56). Pero su ataque se fue volviendo demasiado masticado, confinado a un tiro exterior cada vez más errático. En semifinales hacen falta más puntos y hace falta una amenaza más repartida, asunto delicado si Toolson sigue renqueante. Hubo tramos de partido en los que pareció muy cerca y otros en los que estuvo muy lejos del Barcelona, que saldrá reforzado a pista en un segundo choque que puede teñir definitivamente la semifinal de azulgrana. Pero estos son playoffs y esto es sólo un 1-0. Perder por más o por menos, con mejores o peores sensaciones, vale exactamente lo mismo. Y el Gran Canaria sigue siendo una Cenicienta con pistolas. El que dude, que pregunte en Vitoria.