UXUE BILBAO 90 - BARCELONA 89
El Bilbao Basket sobrevive y volverá al Palau Blaugrana
De la paliza del Bilbao a la remontada del Barcelona en un partido resuelto en un final agónico en el que Todorovic falló lo imposible. La serie se decidirá en el Palau.
Lo de Miribilla no fue un partido sino una locura absoluta en la que vimos lo mejor y lo peor de dos equipos que firmaron un duelo que se movió entre el partidazo y el sainete. De la novela ligera al drama épico y de ahí a la ciencia-ficción, casi el terror, y en definitiva a la resurrección de un Bilbao Basket que vive para luchar un día más, y que envía la serie de cuartos al Palau Blaugrana, donde el Barcelona tendrá que gastar otro puñado de esas fuerzas que no le sobran y minimizar riesgos ante la moneda al aire que siempre llevan en el bolsillo los partidos decisivos.
El grueso de la historia se resume así: en el minuto 25 el Bilbao zarandeaba (58-38) a un Barcelona que no se había enterado de que la huelga había sido desconvocada. Cuatro minutos después, imposible 0-14 mediante, se jugaba un partido nuevo (58-52). El equipo vasco fue encontrando aire cada vez que el Barça apretaba (un triple de Zisis, otro de Mumbrú, las cargas de Hamilton sobre un Tomic con cuatro faltas…) pero llegó con el alma encogida a un final difícil de asimilar: un lío entre Hervelle y Hamilton en un rebote franco dio una bola extra al Barcelona que puso el 84-83 con trece segundos por jugar. Vasileiadis se hizo un lío tras el saque de banda y perdió el balón ante Todorovic, que corrió un contraataque que valía una remontada descomunal pero que falló, sólo y en carrera: a placer. El resto fue un carrusel de tiros libres rematado por el 6/6 de la muñeca de hielo de Raúl López.
En realidad los tiros libres decidieron el triunfo del equipo de Katsikaris, que hubiera tirado por tierra su excelente trabajo del primer tiempo de no ser por su 25/26 desde la línea de personal, un goteo que le mantuvo con vida cuando entró en colapso, exigido por las defensas zonales del Barcelona y agotado. Este equipo ha llegado con la lengua fuera al final de temporada, entre problemas económicos, plaga de lesiones y la fea derrota en la final de la Eurocopa en Charleroi. Vapuleado en el Palau el jueves, tiene mucho mérito su reagrupamiento en torno a guerreros como Grimau y Mumbrú, esta vez secundados por Vasileiadis, que no estuvo en el primer partido, y Hamilton, que estuvo pero sin estar.
Abúlico y destemplado, el Barcelona firmó un esperpéntico primer tiempo (48-30) que olía a la paliza que le endosó el Estudiantes en el último partido de la primera vuelta. Con la eliminatoria en su mano salió sin vida, entre el exceso de confianza y la pereza, y alimentó el espíritu de un rival que ni siquiera podía encomendarse a la presión de Miribilla, a años luz de la caldera de tantas otras veces. El triunfo del Bilbao Basket tiene mérito y no sólo por sus circunstancias: es el primer partido que pierde Xavi Pascual en una eliminatoria de cuartos de final. El Barcelona, de hecho, nunca había perdido con este formato a tres encuentros (11-0 hasta hoy y desde 2008). Esta vez le condenó un ataque de apatía impropio al que siguió una remontada a la que le faltó un poco de tiempo o un pellizco de suerte.
El Barcelona, al menos, mejoró sensaciones según pasaron los minutos y recordó que es el dueño de esta eliminatoria que de repente se le ha complicado. Del 61-23 en valoración del primer tiempo al 95-97 final. Contuvo la sangría de pérdidas, se puso a defender, anotó 59 puntos en el segundo tiempo y recuperó a Navarro, que salió de un túnel de seis cuartos con 17 puntos tras el descanso. Huertas cogió tono y, aunque no dejó de alternar heroicidades y calamidades, resultó vital en la remontada de un equipo que parece, la mejor noticia posible, estar recuperando a Lorbek. El esloveno dio tono en el primer partido y enseñó su mejor versión en este: 20 puntos, 28 de valoración.
Lo peor para el Barcelona, muy evidente ante la ausencia por amigdalitis de Oleson, volvió a ser el agujero en las alas que provocan la inestabilidad de Rabaseda, la candidez de Abrines y el pésimo momento de forma y ánimo de Ingles, que en estos dos partidos no ha anotado y ha arrojado una valoración conjunta de -4. La eliminatoria, más con el factor cancha a la vista, parece en la mano de un Barcelona que sin embargo se ve obligado a un esfuerzo más, y quién sabe si a algún susto de muerte, ante un Bilbao Basket corajudo que evitó que esta extraña y muy larga temporada se le terminara de forma triste y en su pista. Pero en realidad nada de todo esto cuenta. Ni el zarandeo del Barça en el primer partido ni los cambios climáticos de este segundo, un ente extraño definido por el increíble fallo de Todorovic en la jugada pudo valer el jaque mate. Así son los playoffs y ya sólo importa lo que vendrá, un tercer partido con todo en juego. Moneda al aire…