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PLAYOFFS | NBA

Miami y Warriors igualan tras someter a Bulls y Spurs

Heat y Warriors se han tomado cumplido desquite, empatan a uno, y hacen imponer las sensaciones de que en ambas series van a escribirse capítulos de épica.

LeBron James pelea un balón con Daequan Cook.
LeBron James pelea un balón con Daequan Cook.JOE SKIPPERREUTERS

Miami Heat y Golden State Warriors sufrieron sendas dolorosas derrotas ante Chicago Bulls y San Antonio Spurs, en las aperturas de sus semifinales en el Este y el Oeste. Con los segundos turnos, todo ha cambiado: Heat y Warriors se han tomado cumplido desquite, empatan a uno, y hacen imponer las sensaciones de que en ambas series van a escribirse capítulos de épica. Mientras, los Lakers confirmaban que Pau Gasol será operado hoy mismo en Los Angeles con moderna técnica ultrasónica (FAST) para eliminarle el tejido degenerado por la tendinopatía en los tendones rotulianos de ambas rodillas. Es una lesión muy parecida a que habitualmente molesta a Rafa Nadal. El doctor Steve Yoon ejecutará la intervención, que no es grave, y que en todo caso no requerirá un parón de actividad más allá de los 40 días.

La noche en que George Matthew Karl era confirmado como ‘Entrenador del Año’ en la NBA, pese a la temprana eliminación de sus Denver Nuggets fue noche en que los Miami Heat endosaron a los Bulls la mayor paliza que la franquicia de Chicago haya sufrido jamás en playoffs: un terrorífico 115-78 en el American Airlines Arena de Miami que parecía querer imponer a los Bulls un mensaje de doble significado: de castigo por su atrevimiento al vencer a los Heat en el primer partido, y de autoridad despótica, como dejando claro al club de Chicago que empezara a prepararse para olvidar cualquier esperanza. A 3:42 del descanso, el partido navegaba en un ajustado 42-38… cuando los Heat galoparon a lomos de un parcial de 13-3 que abría brecha en el descanso: 55-41. El tercer cuarto despachó un aparatoso 30-15 para los Heat y el resto fue una masacre para los Bulls, que han preferido no reactivar a Deng y Hinrich (¿y Derrick Rose….?) hasta los dos partidos que habrá en Chicago, el viernes y el lunes. Miami lo hizo todo bien: 60% de aciertos en tiros de campo (Bulls, 35,5%), gobierno implacable en rebotes (41-28), total de 29 asistencias y 9/18 en tiros de tres, con seis jugadores en diez o más puntos: 21 para Ray Allen, 18 para Cole y 15 para Chalmers. LeBron James facturó 19 puntos y nueve asistencias, con todos sus puntos en el primer tiempo. Desde el citado 42-38 hasta el 104-58 del minuto 45 se cruzó a través de un rompedor parcial de… 62-20 afavor de Miami.

Lo escuálido de la producción de los Bulls (cuya defensa fue penalizada con 27 faltas personales) se comprende mejor cuando se conocen los escasos números de sus mejores anotadores: Marco Belinelli (13 puntos), Joakim Noah (12) y Nate Robinson (11). En el caos, ningún otro jugador de Chicago alcanzó los diez puntos. Noah y Taj Gibson fueron descalificados, los dos por doble falta técnica y por protestar. Noah recibió una lluvia de imprecaciones por parte de algunos despechados ‘fans’ de Miami. “No importa el marcador, sino que pudimos salvar este partido… pero aún seguimos dentro del agujero. Ellos llegan a Chicago con lo que querían, un triunfo en nuestra pista, y ahora nosotros necesitamos estar preparados para meternos ese viernes en la cueva del león”, resumió, muy expresivamente, Erik Spoelstra, entrenador de Miami. “Nos dedicamos a pensar en otras cosas y, sencillamente, nos echaron la cuneta. Tenemos que seguir concentrados”, examinó Tom Thibodeau, el filósofo organizador defensivo que entrena a los Bulls. Todos se volverán a ver a partir del viernes en el United Center de Chicago: efectivamente, y como Spoelstra apunta, lo más parecido a una colosal y rugiente caverna, como la guarida de una fiera.

Poco después y en San Antonio, los Golden State Warriors sí sabían resistir esta vez y capturaban el segundo partido: 91-100, con 22 puntos de un Stephen Curry… que encontró decisiva ayuda en Klay Thompson: 34 puntos, con 13/26 en el total de tiros y un espectacular 8/9 en tiros de tres puntos. Los Warriors cerraban así una racha de 30 derrotas seguidas en la ciudad de El Alamo. Como en el primer partido, los jóvenes y agresivos jugadores de Oakland volaban con el 43-62 del descanso (tras triple final de Thompson en el primer tiempo) y aún seguían acelerando con el 49-69 y el 56-75 del minuto 31. Ahí, los Spurs empezaron a limar distancias hasta acercarse, a 4:23 del final y con el único triple de Ginóbili, hasta un 89-95 que arrojaba sobre los Warriors todos los fantasmas de su descalabro en el primer partido. Entonces, los Warriors se rindieron tras ir dominando por 88-104 cuando iba a llegarse a los cuatro últimos minutos. Esta vez no iba a ser así, esta vez los endemoniados angelotes de Oakland habían aprendido la lección… y los Spurs tampoco tenían muchas más reservas físicas para otra remontada. Los cinco puntos finales de Curry sellaron el 89-100 a51,8 segundos y, tras aquel triple de Ginóbili, los Spurs, cuyas piernas parecían hundidas en cemento ante los veloces Warriors, apenas anotaron un par de puntos más: un intrascendente tirito de Cory Joseph, a 19 segundos del cierre del minuto 48, que llegó con 91-100.

En los 52 segundos finales aún dio tiempo a que apareciera Tracy McGrady con la camiseta ‘spur’: el viejo ‘T-Mac’ concretó el robo de balón sobre Jarrett Jack que desembocó en a la canasta de Joseph. 23 puntos de Tim Duncan y 20 de Tony Parker no pudieron rescatar a los venerables Spurs, que ahora se enfrentan a un grave problema a partir del viernes, en el Oracle Arena de la Bahía de San Francisco. Kawhi Leonard (11 puntos, 12 rebotes) y Manu Ginóbili (12 puntos) tendrán que aportar bastante más. Los Warriors siguen dominando el ‘passing game’ (19-14 en asistencias, sólo nueve pérdidas) y siguen tirando con buen porcentaje: 45,5%, contra el 39,3% de unos Spurs cansados y cansinos. Los veteranos ‘rangers’ de Texas se encaminan ahora al cubil de los explosivos motoristas del capítulo de la NBA en Oakland. Allí fue donde cayeron aquellos Nuggets que tanto imponían. En Oakland, desde el viernes y en el remoto antro del Oracle Arena se alza la señal de ‘Danger’: hay mucho peligro para esos venerables, fatigados Spurs.