El Laboral Kutxa dio ayer un golpe en la mesa del tipo “aquí mando yo”. Se llevó el derbi de Miribilla y sigue la tendencia: en 22 partidos con sus vecinos bilbaínos ha ganado 18. Debía ser una pose lo de Tabak, que calificó al Uxue Bilbao como “el rival más peligroso que nos puede tocar en el playoff”. Tal vez era para meter una carga de intensidad a su equipo, pues no se jugaba nada en Miribilla. Es segundo aunque no sume más. El Bilbao Basket, que se ha propuesto ser cuarto, no se esperaba el grado de intensidad del Laboral Kutxa. Sin dureza atrás, desnudo ante cualquier bloqueo (el equipo de Katsikaris es una madre en los cambios en los marcajes) y lechoso en el rebote, el cuadro local fió su porvenir, por tercer partido consecutivo, a meter puntos. Y si su cabeza le pedía una tarde de toque de corneta y al ataque, la armadura no le daba: primero se enredó con un mal arbitraje, más tarde el físico le abandonó cuando Tabak movió a toda su peonada y finalmente echó en falta uno de sus estiletes ofensivos: Kostas Vasileiadis. 

Pilepic fue la estrella el pasado domingo ante el CAI. Anotó 30 puntos, igualando el récord bilbaíno en ACB, en poder de Recker, y ayer quiso erigirse en estilete de los hombres de negro. Lució en un perímetro un tanto tembloroso. En el segundo cuarto, Katsikaris arrancó con dos bases, para tener un mayor control de partido. Pero Zisis viene con la mente obnubilada desde la final de la Eurocopa y Raúl López, que cumplía 15 años de su debut en ACB, no tiene acierto de cara al aro. El Baskonia llevó el choque controlado durante 37 minutos. Sólo tuvo tres de fogonazo local. 

Un parcial de 9-0 tras triple de Pilepic y dos de Hervelle, dio vida al derbi. Los bilbaínos se pusieron a tres (46-49) y Miribilla encendió su célebre efecto. Pero el Baskonia recuperó el mando con su cara de equipo serio y recobró la decena de ventaja en un santiamén: 52-62 a -12:17. Y se largó hasta su techo de 21 puntos (72-93) cerca del final.