El Canarias prolonga su sueño y sigue mirando hacia arriba, ya con los deberes hechos y la permanencia conseguida. El conjunto aurinegro es garantía de espectáculo. Ayer firmó registros propios de NBA durante los dos primeros cuartos y proyectó desde el principio un partido a tumba abierta que agradecieron con creces los 4.000 testigos de su victoria. El triunfo fue más sufrido de lo esperado porque el Bilbao Basket llegó a enjugar una renta de hasta 15 puntos y se puso por delante en el tercer periodo. Fue el momento más espinoso para los locales, que supieron reaccionar y demostraron que les quedaba todavía la gasolina suficiente para acabar pletóricos. Le sigue funcionando al entrenador de los tinerfeños su apuesta por un estilo valiente, atrevido, arriesgado. Una bendita locura. Aunque a veces también sea sinónimo de angustia hasta la extenuación, como en este caso.

 El choque empezó de manera inesperada, con un Canarias pleno de efectividad. Liderado por un gran Sekulic y con Lampropoulos en su mejor versión, el conjunto tinerfeño se fue a los 30 puntos al término de los primeros 10 minutos. Ya entonces el desarrollo de la contienda hacía presagiar en un marcador que se aproximase a los tres dígitos. Nada anómalo ni inhabitual para un Canarias acostumbrado a jugar por encima de los 90 sus últimos compromisos. Solo Mumbrú (14 puntos al descanso) mantenía a los suyos en escena.

La ventaja aurinegra llegaría a ser de 15 puntos (45-30) en el segundo cuarto, si bien al intermedio llegaron solo diez arriba (55-45). Es tras la reanudación cuando el Bilbao arroja sus mejores prestaciones e incluso consigue enmudecer al pabellón en el momento que alcanza a su rival e incluso le rebasa en el electrónico (71-72). Richotti fue clave para sostener al Canarias. Precisamente un triple de dibujos animados fue el que rompió a los vascos a falta de dos minutos para el final (92-85), aunque aún hubo que remar mucho para atar el triunfo. Un intercambio de tiros libres hasta el último segundo hizo más agónico que nunca el ejercicio feliz de la victoria. Vasileadis tuvo un tiro libre para igualar, pero erró a dos segundos de la conclusión (102-101).

El triunfo volvió a quedarse en la Isla, convertida en uno de los fortines de la categoría. El sueño de los play off sigue vivo. Algo impensable para un equipo humilde y modesto, construido desde la austeridad, que empezó la liga con seis derrotas. Pero este equipo tiene duende.