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UXUE BILBAO 64 - LOKOMOTIV KUBAN 75

El Uxue Bilbao se queda sin la gloria ante el Lokomotiv Kuban

El coloso ruso pasó por encima de un equipo desquiciado, sobre todo a partir del segundo cuarto. Los bilbainos, en un arranque de orgullo, se acercaron al final.

El base griego del Lokomotiv Kuban, Nick Calathes, intenta superar la defensa de su compatriota del Uxue Bilbao, Nikos Zisis.
El base griego del Lokomotiv Kuban, Nick Calathes, intenta superar la defensa de su compatriota del Uxue Bilbao, Nikos Zisis.EFE

Fue un golpe duro y seco. La caída a la lona del Bilbao en la final de la Eurocopa se escuchó por todo el continente. El Lokomotiv Kuban fue un coloso imparable y anuncia tiempos de tiranía del rublo. Que pregunten al CSKA. El Uxue, que tiembla en lo económico, se quedó sin bautismo y sin Euroliga. Feo panorama.

El Bilbao se metió en su primera final con un aire demasiado pasional, justo lo que no quería su entrenador. Como un toro desbocado e impresionado a partes iguales, por el escenario: 2.500 gargantas coreaban su nombre y 150, el del enemigo. Resulta que los análisis previos marcaban un Lokomotiv poco amigo del contacto, pero éste se revistió de una coraza defensiva que impresionó al equipo ACB.

Kalnietis abusó inicialmente de los pasillos hacia la canasta. Y la Copa parecía adquirir un color verdirrojo con el 3-10 y el 28-37 cercano al descanso. El pulso no nació trabado, como quería imprimir el Bilbao, y si el ogro ruso navega por aguas tranquilas hay poco que exponer. Las bandejas eran del Kuban, que al descanso tenía una producción de 11 canastas sobre 18 bajo el aro. Por lo menos, no le entraban los tiros lejanos (encestó el primero Calathes tras un 0/6 general en esa faceta). El base internacional ruso Bykov también fue un puñal con sus penetraciones. Pero el que más desequilibró fue Maric, cogiendo el balón de espaldas para desafiar en el uno contra uno y activar a un Hendrix celestial.

Los hombres claves (Mumbrú, Hamilton y Vasileiadis) llevaban unos porcentajes paupérrimos en el intervalo largo. La salida del tercer acto fue casi definitiva: el Bilbao disimuló su falta de acierto concediendo personales y la ventaja se estiró al 31-42 a -16:23. El Lokomotiv supo correr, moverse sin balón y gastar las faltas en el momento preciso. Conserva sus valores en la despensa de Obradovic, que aleccionó en estas lides al base, Calathes, y el center, Maric.

El equipo era un flan. El telón del último acto se elevó con 45-54. Casi nada para un novato en estas guerras. Jasaitis aportó como cuatro lo que le faltaba al rival; el tiro abierto de un pívot para los espacios de los grandes. Y luego, por la gestión del bloqueo directo ruso, acabó siendo un paseo de los de Krasnodar.