El Joventut no jugó ayer su mejor partido, ni siquiera el más intenso, y así es muy complicado ganar al Valencia Basket. Con una defensa seria y acierto en el tiro exterior, del que careció el Joventut, los valencianos se llevaron un partido en el que apenas sufrieron.

Sólo empezar el choque el espectador pudo comprobar como la intensidad, al menos en los primeros minutos, la puso el Valencia. Pronto se adelantaron en el marcador (0-5) y obligaron al Joventut a 'reaccionar' demasiado pronto. Los verdinegros apretaron, se acercaron a sólo dos puntos y tuvieron posesiones para ponerse por delante. Más por démerito del Valencia, que al verse cómodamente por delante en el marcador se relajó. Pero fue sólo un espejismo, ya que cuando Ehambe y Oliver se empezaron a entonar tirando de tres, el Valencia reaccionó. Los catalanes aceleraron el ritmo de partido, tratándo de que las transiciones durasen lo mínimo posible, buscando a Kuzmic en la pintura o a Ehambe fuera. Pero subir el ritmo conlleva arriesgar más, aumentar las imprecsiones, y los verdinegros lo pagaron con tres balones perdidos consecutivos que les devolvieron a una desventaja más acusada. Dubljevic, el mejor de la primera parte, y Rafa Martínez con tres triples casi consecutivos, dilapidaron las opciones de los catalanes al término de la primera parte.

Los dos últimos cuartos fueron práctiamente un añadido, en los que el Joventut jamás tuvo opciones de llevarse el partido. Con una cómoda ventaja que rondó los 20 puntos, el Valencia Basket se gustó, y sus figuras brillaron con luz propia. Dubljevic cuajó uno de los mejores partidos de su vida (37 de valoración) y Rafa Martínez siguió martirizando al Joventut a base de triples. La tímida reacción verdinegra, más por orgullo que por opciones reales de ganar el partido, ni siquiera logró matizar el resultado final.