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CB CANARIAS 81-BARCELONA REGAL 89

Marcelinho conquista La Laguna

El base brasileño (22 puntos) decide con dos triples un intenso partido en el que un muy buen CB Canarias vendió muy cara su primera derrota como local desde noviembre.

Actualizado a
El brasileño fue el mejor de un Barcelona Regal que sufrió mucho ante el CB Canarias.
El brasileño fue el mejor de un Barcelona Regal que sufrió mucho ante el CB Canarias.

El Barcelona tuvo que ganar mil veces en La Laguna. Cuando un equipo comienza la temporada 0-6 y llega a marzo 9-14 es por algo; y cuando suma siete victorias seguidas en una pista en la que no ganaba nadie desde noviembre, también: es por algo. El Barcelona lo sabía y con una tonelada de sudor y los chispazos de Huertas salvó uno de esos partidos trampa en los que tanto le ha penalizado el nuevo y agotador formato de la Euroliga.

El Barcelona ganó con la proa enfilada hacia la tercera plaza, su objetivo más realista después de la derrota ante el Caja Laboral, la única en los últimos diecisiete partidos, una racha que ha levantado una temporada que olía a chamusquina y que ha valido la Copa y el billete para cuartos de la Euroliga: nuevos bríos. El Barcelona de la primera vuelta seguramente habría perdido este partido. Esta vez ganó, una y mil veces hasta la definitiva. CB Canarias respondió a cada puñetazo azulgrana y sobrevivió 38 minutos al intercambio de golpes. Minimizó el inicial 8-18, redujo los posteriores 27-34 y 52-59 y comprimió un casi definitivo 68-79, máxima ventaja a menos de cinco minutos del final, hasta un 75-79. La última frontera: Huertas volvió a pista y enlazó dos triples y una asistencia de salón a Lorbek para decantar un partido que cerró con dos tiros libres para redondear (22 puntos, 4 asistencias, 4/5 en triples y 27 de valoración) una actuación en la que hizo mucho mejor a su equipo cada vez que estuvo en pista. Trabajo de buen base culminado con el desatranco final a golpe de talento. El Barça, viene pasando en las últimas y mucho más optimistas semanas, jugó mejor cuando el brasileño subió el ritmo pero esta vez pasó apuros cuando coincidieron en pista un Jasikevicius poco iluminado y un Sada que persiguió en el último cuarto a Saúl Blanco, puro talento y líder de la resistencia canaria (21 puntos).

El Barcelona fue siempre por delante pero sólo estuvo cómodo de salida, con una zona 2-3 que sorprendió al equipo canario y una fiabilidad ofensiva basada en los puntos de Mickeal y las decisiones de , otra vez, Huertas. Pero CB Canarias se impulsó en Sekulic (13 puntos en un primer cuarto tremendo, 21 totales con 6 rebotes) y Donaldson para entrar en un partido del que ya no se fue nunca. Después aparecieron Saúl, un incisivo Lampropoulos y el constante sello de Alejandro Martínez, un excelente gestor que ha formado un equipo valiente y competitivo: feliz. CB Canarias juega rápido y juega bien. Cada estirón del ogro azulgrana le ponía a prueba y a todos menos al último respondió: una veces por buena salud, otras por pura fe. Perdió pero dejó aroma de buen equipo, capaz de invertir la pelea por el rebote según pasaron los minutos hasta ganarla (30-27, 12-5 en los ofensivos), de forzar 16 pérdidas del Barcelona y de minimizar un teórico desequilibrio interior que no lo fue tal: ni Tomic ni Jawai ni Lorbek jugaron cómodos y fue Wallace el que mejor respondió en su rol de especialista: trabajo defensivo y tres triples sin fallo.

Para CB Canarias queda mucho trecho, aunque una excelente disposición, hacia la salvación. Para el Barcelona un 15-9 que le afianza en una pelea que, salvo despeñe de Baskonia, le medirá con Uxue Bilbao, Valencia o incluso Gran Canaria y CAI por una tercera plaza que le permita al menos una ronda de playoff con factor cancha a favor. Un asunto que en cualquier caso no parecer quitarle el sueño mientras avanza con puño de hierro en Europa, refuerza sensaciones y conserva ese tesoro que son las piernas de Navarro, que no ha jugado en ACB desde el fichaje de Oleson. Sin él, fue Huertas el que puso la magia y los puntos decisivos para que CB Canarias volviera a caer, más de tres meses después, en su pista y para que siga sin saber lo que es ganar a un Barcelona que necesitó una tonelada de trabajo para quitarse de encima a un rival cuyo juego es una invitación constante y vital a la revolución. Que siga así.