UXUE BILBAO BASKET 74-REAL MADRID 94
El Madrid acaba con el efecto Miribilla antes de la Copa
Llull tiró del Madrid con 45-48 y Mirotic jugó varios minutos a gran nivel como alero alto. El Madrid, sin Rudy y con cero puntos de Carroll, dio otra exhibición de clase y garra.
Ya al principio de temporada se sabía que el Real Madrid era un buen producto, pero no le valía con intuirlo. Desde octubre se viene sometiendo a unas pruebas de calidad de la máxima exigencia, quiere la etiqueta de objeto de lujo, de máquina perfecta. Pues bien, en Bilbao, ha pasado el último test, el desafío que le quedaba pendiente: ganar en Miribilla tras cuatro derrotas seguidas. Y lo hizo con una exhibición de clase y de carácter, de unidad de grupo, como ante el CSKA. Lo bordó donde tantas veces antes había naufragado, con la afición local desconcertada y el Uxue Bilbao rendido: 20 puntos abajo (74-94). Sin Rudy, con Carroll a cero, pero con 21 tantos de Lull, 17 de Mirotic, 13 de Sergio Rodríguez, 12 de Reyes… Una pasada.
Todo empezó en el parque de atracciones, con un carrusel de subidas y bajadas de primer nivel. Al espectacular 0-9 del Madrid en los primeros cuatro minutos, con protagonismo total de los pívots, con Begic y Hettsheimeir en pista, respondió el Uxue Bilbao con un no menos impactante 10-0. El vagón que bajaba, ahora subía, la única diferencia era que lo dirigía Raúl López. Y con 10-9, los de Laso firmaron otro 0-7. Ya estaba Felipe Reyes en pista, el mejor de los blancos en la primera parte. Pelea y tirito, tráiler al contraataque, un poco de todo, todo bien. Con diferencia, el mejor sexto hombre de la Liga. Y también entró en cancha Mirotic, que completó prácticamente todo el segundo cuarto jugando de alero alto, de tres, emparejado con Mumbrú por las bajas de Rudy y Pocius. En la pintura le acompañaban Slaughter y Reyes. Solución novedosa e interesante para el futuro, para lidiar con aleros grandes que vayan al poste. Funcionó atrás y en ataque, con Sergio Rodríguez rivalizando en genialidades con Raúl.
Hervelle (21 puntos) daba la réplica con su carácter guerrillero, a empellones (y un feo codazo a Begic que viéndolo repetido parece intencionado). Insuficiente para neutralizar el aluvión de talento blanco y, lo que más sorprendió a los locales, de garrra. Porque este Madrid es otro en defensa, en espíritu. Ya no es el equipo blandito que se diluía cuando venían mal dadas, cuando apretaba Miribilla, y esta vez también apretó, ¡eh! No hay cancha en España con más presión para los árbitros. Pese a los gritos, a ese empuje, el Madrid disolvió el efecto Miribilla con la fuerza de Llull, que cogió el toro por los cuernos con 45-48 y lo amansó, y de Mirotic, con la potencia de un bloque redondo turboalimentado por las individualidades. Golpe en la mesa, el último antes del primer gran título de la temporada. El jueves espera el Barça en la Copa, que viene fuerte. Y el Uxue Bilbao debe ir a lo suyo, no siempre tendrá al otro lado al Madrid. La final copera es posible. A ver.