BARCELONA 96 - REAL MADRID 89
El mejor Juan Carlos Navarro de siempre abate al Real Madrid
Con 33 puntos y 44 de valoración y en uno de sus mejores partidos de siempre, Navarro dirige a un Barça que se acerca a la Copa y deja en 14 la racha de triunfos del Madrid.
Quien pusiera ayer la tele para ver el Clásico no se arrepentiría por muy madridista que fuera. Atrapó uno de esos momentos de los que se hablará dentro de treinta años, que se recordará siempre. Una exhibición de clase, fundamentos y tiro exterior de un jugador que, en días como el de ayer, en campeonatos como el Eurobasket 2011, nos hacen plantearnos si es él, Navarro, claro, y no Pau Gasol el mejor jugador español de todos los tiempos.
Una actuación antológica en uno de los grandes duelos que se pueden ver en Europa. En lo individual, frente a Rudy -soberbio, también-, y en lo colectivo, en un Clásico de final de Euroliga. Un Navarro que a muchos les recordará a Petrovic, comparación que siempre encontré sacrílega, sea quien fuera el pobre tipo que intentara aguantarse en la balanza con el Genio de Sibenik. Una confrontación imposible de sostener, hasta ayer, hasta que Navarro se acercó a lo sobrenatural planeando sobre el parqué, en su mejor actuación de siempre: 33 puntos con cinco triples sin fallo (7 de 8 de dos y 4 de 4 en tiros libres), 6 rebotes, 3 asistencias y ¡44 de valoración! Y lo hizo ante el Madrid, invicto hasta ayer, y frente a Rudy, Carroll, Llull... Tres de sus bombas resultaron tiros de dificultad extrema, imposibles de encestar, pero pasaron mansas por el aro.
También Petrovic fue azote del madridismo, temido y odiado, pero siempre admirado. Navarro, de verdad, qué grande. Ya no eres un chaval y peleas con tu físico de andar por casa contra atletas NBA, pero el talento, el tuyo, se abre camino.
Y a esos pies de bailarín, al brazo incorrupto de Navarro se agarró todo el Barça, que pasó de no meterla ni en una piscina en esta Liga a clavar doce triples con un 57% de acierto. Demencial. Fue La Bomba, quién si no, el que rompió en el tercer cuarto con dos triplazos (73-64). Hasta ese instante asistimos a un duelo vivo, fluido, aunque no al galope. Más del estilo de Mickeal, pese a que el Madrid y Rudy se manejaran bien (más asistencias y menos pérdidas). Pero el Real claudicó en el rebote y su juego interior era chato. Tomic, sin anotar, mejoraba al resto de pívots blancos. Los de Laso sólo se desmelenaron al final, con un gran Sergio y con todo perdido, o casi: 86-81. NA-VA-RRO.