El Madrid visitó a un rival en aprietos que venía de ganar al CAI y lo hizo sin Rudy (contusión lumbar) y sin Pocius (fascitis plantar). Más allá del 5-0 inicial, el Lagun Aro no rompió ni a soñar. Los de Laso tiraron de plantilla para suplir a los caídos y respondieron con un parcial concluyente: 2-22. Agarraron las riendas con fuerza (44-65) y no las relajaron hasta el último cuarto (63-72), pero con la situación controlada, o eso parecía desde fuera.

Sito Alonso lo intentó con Dani Díez (canterano blanco) de falso pívot. Fueron los peores minutos de un Madrid algo intimidado por Ibekwe, sin fluidez y con nula aportación ofensiva bajo los aros (Hettsheimeir no jugó por decisión de Laso). El trabajo, en realidad, estaba hecho, quedaba no estropearlo. Los blancos habían tejido la victoria con una buena actitud defensiva y con un acierto tremendo en los lanzamientos de tres: 9 de 17 al descanso, con Llull blandiendo el punzón de Instinto­ básico. ¡Qué estropicio­! Cinco triples de carrerilla en la primera parte -17 tantos- para terminar con seis, récord personal. Luego bajó, imposible subir (+32 con él en pista), y tomó la batuta Sergio Rodríguez, que se jugó veinte tiros. Probó a ser Kobe por un día y no le fue mal (bueno, vale, Kobe se juega más de treinta). Los Sergios aportaron 42 puntos y entre los tres bases, 53 (once de Draper), el 62% de la anotación. Tela marinera. Y el domingo 30 espera en el Palau un Barça que se juega la Copa. El Madrid puede hacer historia si gana (15-0) y, de paso, hundir al enemigo.