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Amistoso | España 78 - Gran Bretaña 74

Los hermanos Gasol deciden hasta andando

España derrotó con ciertos apuros a Gran Bretaña en el primer partido de la gira, disputado en Valladolid. Al final, el poderío de los pívots fue demasiado para los anfitriones olímpicos, en los que Luol Deng, su gran estrella, no estuvo inspirado.

<b>SIEMPRE RISAS. </b>Marc Gasol, Llull, San Emeterio, Rafa Martínez, Claver, Reyes, Calderón, Navarro y Sergio Rodríguez bromean durante la presentación previa al partido
SIEMPRE RISAS. Marc Gasol, Llull, San Emeterio, Rafa Martínez, Claver, Reyes, Calderón, Navarro y Sergio Rodríguez bromean durante la presentación previa al partidofelipe fernández

La primera vez nunca es satisfactoria. Desajustes, titubeos, falta de complicidad... Es inevitable. Hay que superarla, no sobreactuar a la hora de sacar conclusiones y recordar que, a partir de ahí, todo es mejorar. Por eso, la oscura victoria de España sobre la voluntariosa, aunque limitada, Gran Bretaña no debe preocupar a nadie. Es ley en la etapa Scariolo que la Selección va de menos a más; a mucho más. Nada nuevo, pues.

Tampoco resultó novedoso que la victoria llegara de la mano del juego interior. Los pívots sumaron 53 de los 78 puntos españoles, con los hermanos Gasol (16 puntos por barba, nunca mejor dicho) poniéndose serios cuando fue necesario, ya que un susto se olvida, pero cualquier derrota deja cicatriz. Y cuando ellos se sentaron, apareció Ibaka para continuar con el trabajo (13 puntos). Una cuadrilla de demolición.

Bajas. Será habitual que los pívots marquen el rumbo, pero ayer la exagerada preponderancia se explicó por las ausencia de Navarro y Rudy, los aleros titulares. Sin ellos, Llull y San Emeterio entraron en el cinco inicial y, aunque cumplieron, mostraron cierta timidez, como si pensaran que lucían galones que no les pertenecen en este equipo. Ante el precario estado de salud de Navarro, deberían empezar a asumir el protagonismo con mayor desfachatez.

La desfachatez que le sobra a Sergio Rodríguez, que reactivó a la Selección las dos veces que entró en cancha. La primera, tras un parcial de 0-16 a base de triples que había puesto a los británicos por delante 23-26 (bien Freeland y Clark, que demostró que, como los de Bilbao, los canteranos de Estudiantes nacen donde quieren). Allí apareció el Chacho, triple va, asistencia viene, para poner el 38-28 en un pispás. Repitió efecto aspirina efervescente tras el descanso, ganando el primer asalto a Sada (que salió antes a cancha) en el combate por ser el segundo base.

Y así, entre la clase de los Gasol, los muelles de Ibaka y la magia de Sergio, España ganó y Valladolid disfrutó pese al empeño de los pinchadiscos del mundo en convertir el Paquito, chocolatero en el himno deportivo español. Supongo que ayer vino al caso: pachanga, risas y a otra cosa más seria. Francia, en concreto. Hoy, en Madrid.