Eurobasket 2011 | El análisis del campeonato
Un accidente que no es motivo para el sobresalto
Destino no final. Afortunadamente no es un juego de premoniciones y un final anticipado que te persigue como en la famosa saga cinematográfica. Fue un capricho del riesgo, fue el azar lo que contribuyó decisivamente a que España jugara un partido con mucho más en juego y en peores condiciones de lo que a cualquiera de nuestros jugadores se le hubiera pasado por la cabeza al levantarse por la mañana. Polonia perdió y Pau Gasol se lesionó. Los tranquilizantes pensados tras el extraordinario esfuerzo contra Lituania tornaron en toxinas. No debería volver a pasar porque dos puntos en un último cuarto es un bloqueo sin parangón y sin aire para sobrevivir más allá de ayer en esta talentosa Selección.
Contingencia. Otra vez la contingencia, por fatalidad, fue desfavorable a las apuestas de rotación corta y de ausencia de un alero alto. Turkoglu y Preldzic son aleros, muy altos y muy buenos pasadores y generadores de juego, por tanto más difíciles de parar con un trabajo defensivo colectivo en relación a un anotador más puro como Deng. La alternancia con Llull y San Emeterio (Llull salió a jugar en el tercer cuarto y San Emeterio no jugó contra Lituania) ha contribuido a que Navarro y Rudy Fernández hayan disputado más de sesenta minutos en veinticuatro horas y por ahí quizás se pueda buscar alguna causa a sus fallos en el cuarto final. Podría haber habido minutos para Claver como ala-pívot en el tercer cuarto, cuando dominábamos en el marcador y se apreció cansancio primero en Ibaka y luego en Reyes. La acumulación de faltas también perjudicó. Y, como es costumbre, una nueva derrota nos evoca otra vez la cuestión del puesto de base y su anotación. Más que acierto faltó atrevimiento para poder aportar más de cinco puntos (los cinco de Calderón) en cuarenta minutos desde esa posición.
Y ahora. Se ha perdido contra el subcampeón del mundo tras un último cuarto inimaginable. No hay motivo para el sobresalto. Hay que planificar los tres partidos de la segunda fase en función del tiempo para el descanso, de las características de los rivales y de lo bueno y lo malo aprendido sobre los nuestros en estas últimas y tan opuestas vicisitudes. Como diría un indignado del 15-M, que lo pague Alemania.