Dicen que Obradovic plantea los encuentros pensando siempre en los puntos débiles de sus rivales, aunque para ello tenga que sacrificar su propio estilo de juego. Consciente de que Moss y Zizis se iban a relevar en la función de neutralizar a su cerebro, Diamantidis, optó por apoyarle con Calathes, su segundo base, lo que desequilibró al Montepaschi.
Además, los dos pívots del equipo italiano, Kristrof Lavrinovic y Rakovic, fueron sometidos a un duro desgaste por parte de Vougioukas, Batiste y Fotsis, que les sacaron del encuentro. En resumen, victoria por 77-68 del Panathinaikos, que mañana luchará por su sexta Euroliga, y otro éxito de Obradovic, que aspira a su octavo título.
Buen inicio.
Los transalpinos, dominando inicialmente el rebote ofensivo, tomaron una ventaja de siete puntos (17-24, min. 13) , pero dos minutos después llegaban las terceras faltas de Lavrinovic y Rakovic (24-30, min. 16). Debilitado su rival en el juego interior, llegaba la reacción ateniense con un parcial de 16-6 (40-36 al descanso).
Montepaschi intentó la reacción tras el descanso, aunque su resistencia se acabó con la cuarta falta, también al unísono, de sus dos interiores (45-38, min. 27), lo que aprovecharon Calathes y Batiste para abrir una brecha que sería definitiva (52-40, min. 29) tras un triple de Fotsis, otro de los destacados, mientras Jaric y Moss se hundían en el ataque del Siena. Calathes, con una media de cuatro puntos en Euroliga, finalizaba con 17, y Diamantidis sumó nueve asistencias. Suficiente.