Qué profundo es el banquillo del Regal Barcelona, tan profundo que un compañero de este periódico me comenta a menudo, irónicamente, que cree que hay más de siete jugadores esperando su turno desde la banda para salir a jugar en este equipazo. Cuando no son Navarro, Ricky o Vázquez, son Lorbek, Anderson o Grimau; o como ocurrió ayer, Ndong, Ingles y Lakovic. Así no hay DKV Joventut ni nadie que pueda acabar con ellos.

Los de Pepu Hernández mantuvieron la ilusión hasta el último cuarto. Haciendo la goma, eso sí, pero con coraje y agresividad. El joven equipo badalonés, mermado por las lesiones, plantó cara al Regal Barça, pese a un mal inicio de partido, con un 7-0 en contra que parecía anunciar un naufragio prematuro. Pero entre Trías y Hosley equilibraron el marcador y el DKV llegó incluso a tomar una ventaja de cuatro puntos en el primer cuarto (10-14). Pisó de nuevo el acelerador el equipo culé y, con un parcial de 14-4, inició el segundo periodo con seis de ventaja (24-18)

Ndong, pese al trabajo de Trías, empezó a hacer un daño a la Penya que a la larga sería irreparable. Le ayudó Navarro provocando faltas de tiro para despegar al Barça en el marcador. Pero aún tuvo arrestos el Joventut tras el descanso para venirse arriba con McDonald, Hosley (ambos­ maltrataron el aro con sus mates) y Franch como estiletes. Dejaron la ventaja culé en un solo punto (52-51). La cosa apuntaba a sorpresa, pero el Barça jamás se pone nervioso ante las pequeñas adversidades y tira de banquillo para resolver la papeleta cuando hace falta. Es un rodillo.

Eso ocurrió en el último cuarto. Lakovic, con dos triples; e Ingles y Ndong, martilleando el aro badalonés con sus canastas, acabaron con el sueño de un DKV que fue bajando los brazos hasta caer por veinte puntos, quizá excesivo castigo. Pero este Barça, en el que anotaron los doce jugadores, no perdona a nadie.